Cuántas historias ahogadas en un pozo negro. Cuantos expulsados por el sistema.
La mayoría de los individuos son egoístas, y son pocos quienes se preocupan de verdad. Casi todos dicen con un tono de hipócrita solidaridad: "¡Pobres los chicos de la calle!", poniendo cara de drama. Todos han visto cuánto conmueven los desposeídos.
Son cosas distintas vestirse de bueno, y ser bueno. Un buen número de individuos (lamentablemente mayoría), se comportan de acuerdo a lo que se espera sean, en lugar de ser lo que quieren ser. (El verdadero desafío es llegar a ser quien uno es, decía Nietzsche). Así, el hombre se viste de bueno de acuerdo a cánones de bondad establecidos a priori en un cielo inteligible. Cuando se dice que Mongo Cucho es bueno, ello implica que no habla ni muy fuerte ni muy despacito, sonríe automáticamente según la frívola mueca de simpatía aprobada por la sociedad, y en ese ser maravilloso y bueno que es Mongo Cucho, no falta la falsa-compasión devenida en dramatización: "¡Pobrecitos los niños de la calle, qué horror!"- va pregonando Mongo Cucho a diestra y siniestra para que todos se percaten cuán bueno es. Aplausos para él.
Así, la realización personal tiene que ver con llegar a ser quien uno de verdad Es (perdón, reinterando a Nietzsche).
Parecería entonces, tratarse de un objetivo alcanzable, en el caso de estar dadas un conjunto de variables. El dinero, una. La salud, otra. Pero, ¿qué sucede cuando uno no sabe de verdad quién es?
Llegar a ser quien uno es; implica tomar postura con respecto a determinadas cuestiones trascendentales, y obrar en consecuencia, para así, ir construyendo lentamente, la identidad.
No soy igual a mi vecino, tengo características propias en inconfundibles que hacen (con orgullo), que yo sea como soy.
Un grupo considerable de individuos, los que ni siquiera saben que no saben quienes son, y muy a mi pesar, me atrevería a aseverar que son mayoría, ni siquiera comprenden que este es un objetivo alcanzable.
Y son entonces, estas masas el caldo de cultivo para el consumismo. Forman parte de algo, y se dirigen hacia donde los demás, porque es donde se debe.
Hablo de esa señora que compra un cuadro de un pintor de renombre, porque ello le da status social, seguramente su living no es ni chicha ni limonada, le falta calor, sí tiene lo tienen otras señoras como ella. Y cuelga los cuadros a cualquier altura, sin gracia ninguna, porque los cuadros le importan un comino, ni los entiende ni los siente.
No creo que esta distinción entre masas y elegidos esté directamente relacionada con el evangelio según San Dinero.
Pero son las masas (ricas, y pobres), las que están esclavizadas por los sistemas.
Si bien un mundo no-materialista representa la salud espiritual para Uno, es ganancia cero para los Poderes, a quienes poco interesa el individuo como Es, sino como Recurso-Productivo-Para. Como consecuencia, ellos generan magras energías para llevar a cabo ese mundo adelante. Y además, tarde o temprano, será bastardeado por ellos. Entonces, resulta tan idealista la concepción socialista del mundo.. Y como soy idealista hasta la médula, un dejo de angustia convive conmigo. Sé que mundo no-socialista mueve los intereses de muchos a costa de casi todos. Por tanto el mundo materialista cuenta con todo el "Apoyo". Finalmente creo que el sistema "perfecto" no está dado por un socialismo ni materialismo absoluto.
Pero, dejando por un instante las variables que no dependen de nosotros sobre la mesa, aquellas sobre las cuales no tenemos ingerencia, preguntémonos con la mano en el corazón sobre lo que sí podemos manejar: ¿Cuál es la frontera? ¿Qué tanto estamos dispuestos a ceder en beneficio de otro por el mero placer de ayudarlo?
En las últimas décadas el número de expulsados del sistema ha crecido en forma exponencial. La crisis económica, la pérdida de fuentes de trabajo, las grandes fábricas que han cerrado sus puertas. Familias enteras a la calle de la noche a la mañana.
No estoy de acuerdo en que "El Pobre" sea una persona diferente. Eso es un rótulo. ¿Cómo se puede definir un individuo de acuerdo a las posesiones que (no) tiene? No creo en eso, ni soy amiga de las generalizaciones, porque considero que cada persona es única, y está definida por la particular circunstancia que le toca vivir, y que hace con eso. Además, conozco bastante miseria en estratos sociales altos. Por desgracia el hombre porta demasiados prejuicios. Así, ve un asentamiento, y asume que todos los que viven allí son bandidos y lo van a robar, violar o matar. Pero los verdaderos ladrones, esos de guante blanco, esos que lavan dinero por la venta de la droga, siguen impunes. Y sus distribuidores salen cada noche a buscar nuevas presas, y el excluído del sistema es carne de cañón para ellos.
Si bien el plan de Emergencia ha enhebrado la aguja para dar la primera puntada, se cayó en el equívoco de tratar de repartir de modo injusto. Si comparto que los gobiernos deban ayudar en el reparto de la riqueza; pero, la política económica de hoy, me suena más a 'emparejar hacia abajo'. (Como el proletariado jamás puede penetrar en el seno de la burguesía, el único modo que encuentra de ser digno es suprimir los derechos de la clase dominante). Dicho de otro modo: Si de golpe se dan divisas y/o recursos a quien no está preparado para recibirlos, se está saliendo de una crisis para entrar en otra. Recuerdo cuando algunos años atrás, a una familia le fue adjudicada una vivienda. Fue quedar solos en ella, y hacer fuego con la madera, no entendieron para qué servía el baño, y se lavaron las manos en el inodoro. Para devolver la dignidad que se le roba a un individuo, no es suficiente el dinero o lo material, sino que ello debe venir acompañado de un soporte social, y psíquico.
¿Es la clave reinsertar un individuo en soledad socialmente?. Entiendo que cada uno puede desde su lugar hacer una pequeña cosa. Porque los grandes logros son la suma de pequeñas acciones. Un techo, un plato de comida y un abrigo. Un lugar donde pasar la noche. Una mano amiga que los acaricie. Alguien que los escuche.
Son cosas distintas vestirse de bueno, y ser bueno. Un buen número de individuos (lamentablemente mayoría), se comportan de acuerdo a lo que se espera sean, en lugar de ser lo que quieren ser. (El verdadero desafío es llegar a ser quien uno es, decía Nietzsche). Así, el hombre se viste de bueno de acuerdo a cánones de bondad establecidos a priori en un cielo inteligible. Cuando se dice que Mongo Cucho es bueno, ello implica que no habla ni muy fuerte ni muy despacito, sonríe automáticamente según la frívola mueca de simpatía aprobada por la sociedad, y en ese ser maravilloso y bueno que es Mongo Cucho, no falta la falsa-compasión devenida en dramatización: "¡Pobrecitos los niños de la calle, qué horror!"- va pregonando Mongo Cucho a diestra y siniestra para que todos se percaten cuán bueno es. Aplausos para él.
Así, la realización personal tiene que ver con llegar a ser quien uno de verdad Es (perdón, reinterando a Nietzsche).
Parecería entonces, tratarse de un objetivo alcanzable, en el caso de estar dadas un conjunto de variables. El dinero, una. La salud, otra. Pero, ¿qué sucede cuando uno no sabe de verdad quién es?
Llegar a ser quien uno es; implica tomar postura con respecto a determinadas cuestiones trascendentales, y obrar en consecuencia, para así, ir construyendo lentamente, la identidad.
No soy igual a mi vecino, tengo características propias en inconfundibles que hacen (con orgullo), que yo sea como soy.
Un grupo considerable de individuos, los que ni siquiera saben que no saben quienes son, y muy a mi pesar, me atrevería a aseverar que son mayoría, ni siquiera comprenden que este es un objetivo alcanzable.
Y son entonces, estas masas el caldo de cultivo para el consumismo. Forman parte de algo, y se dirigen hacia donde los demás, porque es donde se debe.
Hablo de esa señora que compra un cuadro de un pintor de renombre, porque ello le da status social, seguramente su living no es ni chicha ni limonada, le falta calor, sí tiene lo tienen otras señoras como ella. Y cuelga los cuadros a cualquier altura, sin gracia ninguna, porque los cuadros le importan un comino, ni los entiende ni los siente.
No creo que esta distinción entre masas y elegidos esté directamente relacionada con el evangelio según San Dinero.
Pero son las masas (ricas, y pobres), las que están esclavizadas por los sistemas.
Si bien un mundo no-materialista representa la salud espiritual para Uno, es ganancia cero para los Poderes, a quienes poco interesa el individuo como Es, sino como Recurso-Productivo-Para. Como consecuencia, ellos generan magras energías para llevar a cabo ese mundo adelante. Y además, tarde o temprano, será bastardeado por ellos. Entonces, resulta tan idealista la concepción socialista del mundo.. Y como soy idealista hasta la médula, un dejo de angustia convive conmigo. Sé que mundo no-socialista mueve los intereses de muchos a costa de casi todos. Por tanto el mundo materialista cuenta con todo el "Apoyo". Finalmente creo que el sistema "perfecto" no está dado por un socialismo ni materialismo absoluto.
Pero, dejando por un instante las variables que no dependen de nosotros sobre la mesa, aquellas sobre las cuales no tenemos ingerencia, preguntémonos con la mano en el corazón sobre lo que sí podemos manejar: ¿Cuál es la frontera? ¿Qué tanto estamos dispuestos a ceder en beneficio de otro por el mero placer de ayudarlo?
En las últimas décadas el número de expulsados del sistema ha crecido en forma exponencial. La crisis económica, la pérdida de fuentes de trabajo, las grandes fábricas que han cerrado sus puertas. Familias enteras a la calle de la noche a la mañana.
No estoy de acuerdo en que "El Pobre" sea una persona diferente. Eso es un rótulo. ¿Cómo se puede definir un individuo de acuerdo a las posesiones que (no) tiene? No creo en eso, ni soy amiga de las generalizaciones, porque considero que cada persona es única, y está definida por la particular circunstancia que le toca vivir, y que hace con eso. Además, conozco bastante miseria en estratos sociales altos. Por desgracia el hombre porta demasiados prejuicios. Así, ve un asentamiento, y asume que todos los que viven allí son bandidos y lo van a robar, violar o matar. Pero los verdaderos ladrones, esos de guante blanco, esos que lavan dinero por la venta de la droga, siguen impunes. Y sus distribuidores salen cada noche a buscar nuevas presas, y el excluído del sistema es carne de cañón para ellos.
Si bien el plan de Emergencia ha enhebrado la aguja para dar la primera puntada, se cayó en el equívoco de tratar de repartir de modo injusto. Si comparto que los gobiernos deban ayudar en el reparto de la riqueza; pero, la política económica de hoy, me suena más a 'emparejar hacia abajo'. (Como el proletariado jamás puede penetrar en el seno de la burguesía, el único modo que encuentra de ser digno es suprimir los derechos de la clase dominante). Dicho de otro modo: Si de golpe se dan divisas y/o recursos a quien no está preparado para recibirlos, se está saliendo de una crisis para entrar en otra. Recuerdo cuando algunos años atrás, a una familia le fue adjudicada una vivienda. Fue quedar solos en ella, y hacer fuego con la madera, no entendieron para qué servía el baño, y se lavaron las manos en el inodoro. Para devolver la dignidad que se le roba a un individuo, no es suficiente el dinero o lo material, sino que ello debe venir acompañado de un soporte social, y psíquico.
¿Es la clave reinsertar un individuo en soledad socialmente?. Entiendo que cada uno puede desde su lugar hacer una pequeña cosa. Porque los grandes logros son la suma de pequeñas acciones. Un techo, un plato de comida y un abrigo. Un lugar donde pasar la noche. Una mano amiga que los acaricie. Alguien que los escuche.