martes, 20 de julio de 2010

Try and take over the world.


La naturaleza está organizada en un esquema jerárquico. El águila vuela hasta encontrar una presa débil, y se la come. La escala zoológica va desde los unicelulares invertebrados, hasta los mamíferos, y el último y más superior: el hombre.

Y resulta inadmisible, que este hombre, a pesar de haber sido dotado de más inteligencia no haga nada para cambiar el orden natural, todo sea por el vil metal. ¿Qué hemos aprendido como humanos que somos? ¿Hemos cambiado acaso, desde la barbarie de Atila, o el despotismo de Nerón?

No se han humanizado los objetivos colectivos, ratificamos con desazón que la conquista del mundo se reitera desde el Imperio Romano hasta el Imperio Yanqui. La guerra es la maquinita de dos rodillos con la que nos embelesaba el mago Ariel, entraba el papel en blanco y salía el billete nuevito.

Opresores y oprimidos.
Amos y esclavos.
Fuertes y débiles.

La interdependencia mutua también hace a la indisolubilidad del vínculo.

El águila tiene hambre, y busca la presa para satisfacerla. El dueño busca la mano de obra más barata, para sacar los mayores réditos de su fábrica, el obrero necesita el trabajo, porque sino, no come, y por eso acepta la subvaloración de la tarea que desempeña, no en vano China está a punto de convertirse en la próxima gran potencia mundial.

Y todo por un plato de arroz.

Europa reniega de sus inmigrantes, pero ¿quién les lavará las copas de los boliches?
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