martes, 18 de marzo de 2014

El límite de la red






La historia

Facebook se creó como una versión en línea de los "facebooks" de las universidades americanas. Los "facebooks" son publicaciones que hacen las universidades al comienzo del año académico, que contienen las fotografías y nombres de todos los estudiantes y que tienen como objetivo ayudar a los estudiantes a conocerse mutuamente. Facebook llevó esta idea a Internet, primero para los estudiantes americanos y abrió sus puertas a cualquier persona que cuente con una cuenta de correo electrónico.

Facebook nació en 2004 como un hobby de Mark Zuckerberg, en aquél momento estudiante de Harvard, y como un servicio para los estudiantes de su universidad.
 
En su primer mes de funcionamiento Facebook contaba con la suscripción de más de la mitad de los estudiantes de Harvard, y se expandió luego a las universidades MIT, Boston University y Boston College y las más presitigiosas instituciones de Estados Unidos.

En 2006 Facebook se "hizo público" permitiendo que no sólo los estudiantes de determinadas universidades o escuelas americanas participaran en él, sino que todas las personas que tengan correo electrónico puedan formar parte de su comunidad. Facebook se convirtió entonces en una comunidad de comunidades, en él se conectan estudiantes, empresas y gente que puede elegir participar en una o más redes. Es una comunidad creada por y en función de sus miembros.

En 2008 lanzó su versión en francés, alemán y español para impulsar su expansión fuera de Estados Unidos, ya que sus usuarios se concentran en Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. La mayor cantidad de usuarios de Iberoamérica, proviene de Colombia, superando a países con mayor población como México, Brasil y Argentina.

Facebook compite por abrirse espacio entre empresas de éxito como Google y MySpace, por lo que se enfrenta a grandes desafíos para lograr crecer y desarrollarse. Una de las estrategias de Zuckerberg ha sido abrir la plataforma Facebook a otros desarrolladores.

En Facebook la información es filtrada por los amigos y las redes. El modelo no descansa sobre un motor de búsqueda, sino sobre las redes sociales.

Casi cualquier persona con conocimientos informáticos básicos puede tener acceso a todo este mundo de comunidades virtuales.

Facebook está prohibido en Irán, Birmania y Bután. (Wiki)

Dulce adicción

¿Fulanito no está en Facebook?” – nos sorprendemos al buscar a cierta persona y no hallar rastros suyos en la red social del momento.

En mi caso personal, tengo celular por necesidad. Pero lo uso muy poco. Nunca me adapté ni me voy a adaptar a hablar por “SMS”. Antes de eso prefiero llamar. Me resulta inconcebible coordinar algo por sms. O interesarme por la salud de alguien por sms. Una sóla línea en pseudo código de chat me resulta insoportable.

Ni se me cruza por la mente jugar con el celular, y menos aún conectarme a Internet. (Sólo para emergencias).

Sin embargo cuando voy caminando por la calle, o en el ómnibus la mayoría de las personas o está hablando por celular, o está conectada a Internet por el celular, o está con los sms. No miran por la ventana. No ven el cielo. Están ajenos al mundo.

No podemos negar que todos tenemos nuestro costado de cholulismo. Sobre todo cuando llegó Facebook a estas tierras, y al instante podíamos ver la foto de aquel que nos gustaba en el liceo y llevarnos la enorme decepción de que aquel morocho seductor ahora era un peladito y barrigón, tantos años que deseábamos cruzarnos con el susodicho en algún punto de la ciudad…

Buscábamos fotos. Eso hacíamos al principio. –¿A ver cómo está Fulanita de Tal? – Teníamos una ansiedad de saber de todos aquellos a quienes habíamos dejado de ver desde las épocas de la escuela, liceo o facultad. Queríamos saber su estado civil, si tenían hijos, si vivían en el país o en el exterior. Nos sentíamos adolescentes otra vez con la novedad.

Era ingresar un nombre, y ahí estaba: Fotos, estado civil, y podíamos verlo todo. Si nos “hacíamos amigos” entrábamos en el MUNDO de esa persona. Sabíamos cómo se sentía a las 8 de la mañana, a las 12 del mediodía y así sucesivamente.

Más adictivo, imposible.

Cuidado

A medida que Facebook se instalaba en la sociedad, iban surgiendo diversos grupos, páginas, imágenes con cartelitos, videos y una vorágine infernal de información de todo tipo.

A medida que el servicio era consumido, se creaban más “chiches” para que la gente se enganchara.

Pero… ¿y nuestra intimidad? ¿y nuestra privacidad?

Cualquiera que ingrese un nombre, ya sabe en qué país vive la persona. Su dirección. Su celular. Su cara.

Y estos detalles no son menores.

Un millón de amigos

Muchos son los que se regocijan por tener muchos amigos. Pero ojo. Un amigo es un amigo de carne y hueso. Un amigo de Facebook es un contacto. En todo caso ese contacto podrá devenir en un amigo. O no.

Así, las personas sin saber con quién dialogan “al otro lado de la línea” están compartiendo información y lo cierto es que no saben quién es el receptor.

Hay que andarse con cuidado por estas latitudes de las redes sociales.

Confieso que me sorprende constatar que son muchos los que pernoctan dentro de las redes, chateando con sus “amigos”, y (sin darse cuenta) cayendo en un fenómeno tan adictivo como peligroso.

Una vez que algo se postea en los muros de Facebook está accesible para todos. Y para todos significa PARA TODOS.

Por más que se configuren las seguridades, quiénes son los que pueden ver, con un poco de ingenio, todo está accesible para todos.

Así, algo que parece casi un juego, o un modo de “escapar del mundo y sus problemas”, presentado así tan inocente es un arma mortal.

Así posteo, así soy

Cada vez más, las empresas de selección de personal, en cuanto les llega un currículum van a… Facebook. Porque uno es en la vida real como es en Facebook. Esto debería de ser tomado como axioma.

Si todos los días uno escribe qué está haciendo, adjunta una foto, etiqueta a un millón de personas en “Postales” del estilo de un dibujito de un macaquito, un corazón, una frase, esto … y, para una quinceañera es normal, pero no para una persona madura. (Es un ejemplo).

Si todos los días una persona pone un millón de fotos de si, es muy fácil arribar a la conclusión de que tiene la autoestima baja y por eso lo sustituye con todos los “likes” que esas fotografías vayan a tener.

Fotos, comentarios acerca de sus actividades, frases… todo muestra quienes somos. Todo.

Incluso también se “lee entre líneas”. Así el hipócrita y vanidoso queda tan retratado como el que tiene un perfil bajo. Porque existen ciertas conductas en las redes que son modelos de comportamiento en la vida real.

No todas son pálidas

Facebook y otras redes tienen la gran ventaja de oficiar de “Propaganda” y “Difusión”. Esto vale tanto para empresas, como para profesionales, etc.

Por lo tanto, no tenemos que renegar de estar en Facebook. Nada más debemos de tener cuidado con lo que queremos mostrar de nosotros ahí.

Una foto real, da más confianza que cualquier símbolo. El país donde nacimos, y punto. Nuestro perfil (profesión, intereses, inquietudes).
 
Si nuestra intención en la red es incidir en lo social y político, definimos nuestra ideología.

Discreción es la palabra. Ni muy poco, ni mucho. Cualquiera de las dos tiene sus desventajas.

Vivir la vida en Facebook

Cuando una persona pasa la noche en las redes, y no puede pasar más de tres horas sin ver “el movimiento” estamos hablando de un problema.

Y, como todo está al alcance de la mano, es difícil medir cuándo la frecuencia del uso de la red se va incrementando, cuánto más dependientes nos vamos haciendo.

Facebook funciona como el “corredor de la oficina”, lugar donde salen a chusmear todos en un “recreíto”.

Los que antes vivían pendientes del qué dirán, en Facebook encuentran un gran aliado.

Conclusiones

No se trata de no estar en Facebook. Se trata de “cómo estamos” en Facebook.

Anna Donner Rybak © 2014
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