domingo, 8 de mayo de 2011

DULCES OCHENTA


Basta , me digo. Ya hice tres columnas de Osama Bin Laden, otras más acerca de la homofobia, los DULCES OCHENTA merecen unas líneas, digo yo, somos muchos los nostálgicos. Para todos NOSOTROS, que vivimos la ADOLESCENCIA en la década del ochenta.

Me parece muy representativo que el logo de los 80 sea un casette. ¿Cuántos de nosotros esperábamos el día entero ya sea de RADIOMUNDO o RADIO INDEPENDENCIA que pasaran el tema "que nos faltaba", atentos, con el radiograbador, y el dedo en el REC + PLAY... Yo fui una. Prender la radio y aguardar esa o esas genialidades, era emocionante. No es que sea de las que "tiempos eran los de antes", es obvio que entonces no existían muchos milagros que hacen posible la cura de enfermedades, operar una miopía en décimas de nanosegundos, la Cybercriatura y todo lo que ella implica (Bueno y Malo).

Pero qué lindo que era ir el sábado a la noche al cine o Trocadero, o Ambassador, o 18 de julio, y después salir y todas las galerías con sus luces encendidas, y tomarse un cafecito en Soko's, o una picadita en el Hispano, y aquella mesa llena de "platitos", la muzarella del Rodelú, los bailes como antes, con horas de movidas, y la hora de lentas, (lo único jodido era que el caballero debía de "sacar" a bailar a la dama, y dama que no era "sacada" por digno caballero; dama que no bailaba, bastante cruel era el asunto...)

Y fuck, a sacar los boletos de Cutcsa a Bvar Artigas y Larrañaga, lloviese, tronase o relampaguease, hacer la filita, los rollitos de boletos, semejantes colas en Cutcsa... (Ahora pasan la tarjeta)... Y nosotros, que ni siquiera habían desentralizado la distribución de boletos, si no era en Bvar y Larrañaga, no había boleto. Punto.

Claro que no podemos engañarnos, vivíamos en nubes de algodón, como buenos hijos de la dictadura que éramos, nosotros pensábamos en pájaros, y mariposas, y había tantos exiliados, otros tantos adentro, torturados, y nosotros creyéndonos los magistrales reclames de la DINARP, viendo cómo el país "progresaba", y se inauguraron los puentes binacionales, y Salto Grande, (quién pensaría que un cúmulo de descerebrados que se hacía llamar "asambleísta" tendría bloqueado el puente San Martín por más de tres años), la cuestión es que éramos tan ingenuos, nuestro mundo era ir al liceo, "gustar" de alguien, esperar al próximo baile a ver si tenías la suerte que te "sacara", en la semana todas tus amigas intercambiando la ropa, y llegaba el sábado, y hacías una pila común y cada una sacaba lo que quería, y entonces, las hermanas mayores de nuestras amigas nos enseñaban a maquillarnos, y era aquello un mundo mágico marcado por SU MUSICA.

PORQUE MUSICA COMO LA DE LOS OCHENTA, NUNCA MÁS. Esa que te generaba un vuelo, un embelesamiento, ganas de saltar si era rock, que te atrapaba por completo, sí.

La zona de Tres Cruces era un gran vacío, lleno de pasto verde, y el horrendo monumento a la bandera, y un verano se usaba el fucsia y turquesa, todo era o fucsia o turquesa, y las que se hacían "La Permanente", porque querían rulos, y luego, el infaltable flequillo, que ya por el segundo lustro de la década se usaba en forma de copete y parecía que tenías una palmera arriba de la cabeza, ni que hablar del famoso y tortuoso "¿Me das tu teléfono? Te llamo", y una sentada rezándole al aparato que por favor sonara, y había que esperar, porque en los ochenta la iniciativa la tomaba el caballero, y había que esperar su llamada, sino, eras rotulada de "desesperada" o "fácil", todo tan protocolar, tan "formalcito", el "Te pido para arreglarnos", el "Fulano le cortó a Mengana", qué tiempos aquellos.

Los bailes en la Scuola Italiana, el Liceo Francés, ¡El Náutico!, que iba "todo el mundo", los del Elbio, los del Varela, los del Francés, los del Alemán, los de la Misericordia, los de la Scuola, (porque todavía tenías la suerte de que ibas al ANGLO y te tocaba con algún "galancete" de otro colegio), qué épocas...

Estudiábamos inglés con el desgarbado y tonto Arthur, pero al fin,como en toda novela, se queda con Mary, porque Mary descubre que Bruce es malo, y la clase del Anglo, donde una Profesora Igualita a la representada por Petru Valensky en "Quien le teme a Italia Fausta", te pasaba las diapo de Arthur (tan divertidas), y vos te dormías, y después, hacías el test, y pasabas, y salías del Anglo con el diploma del First, aunque nunca más quizá hayas hablado en inglés en tu p. vida, o quizá si hablaste, pero antes tuviste que reciclarte en "La Alianza"...

El terror de que el Trolley en que viajabas hiciera corto-circuito, y guau, cuando te tocaba el "4" doble, un "lujete", también en los ochenta los guarda eran irrespetuosos, se salvaban pocos, creían que por ir manejando el bondi eran los reyes del mambo, guarda + choffer, y la pobre anciana a la que le decían y vos los querías matar "¡Vamos abuela que no tengo todo el día!", y el tipo tenía puesta la camisa de manga corta gris arriba del buzo de lana, y la uña del meñique bien larga, y la monedita, que siempre al menos a la hora 17 en 18 y Minas, el Inspector golpeaba en la puerta del medio diciendo "Pasando al fondo que hay lugar, se molestan un poco más, hay lugar ahí, caballero", y luego decía el guarda "Cerrá atrás y vamos".

Eran otros tiempos, algunas cosas eran más lindas, otras no, pero los dulces ochenta fueron los testigos más cercanos de nuestra preciada adolescencia, teníamos un mundo por descubrir, mil años por vivir... por eso éramos tan felices en los dulces ochenta...

Anna Donner Rybak ©2011
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...