jueves, 29 de septiembre de 2011

Leyendo (DES)APARECIDO...


Tal cual lo dicen sus autores (André Fremd y Germán Kronfeld), siento este libro como un canto a la vida y a la esperanza. Ellos dicen que su motivación a la hora de escribir el libro no fue compartir los ideales políticos de Eduardo Bleier, y tampoco que ellos tuvieran un modo parecido de concebir la realidad como el suyo, que que sintieron profundamente atraídos por la forma en que una persona puede entregarse por lo que cree siendo ejemplo para otras (como ellos) que también sueñan con un mundo más justo y solidario.

Es una bella historia de familia, y la figura que se me va dibujando es la de una persona que piensa; dice y hace lo que SIENTE.

No es fácil HOY decir LA VERDAD y no existen demasiadas personas que la digan. Menos aún imagino lo sería en los años negros de la dictadura.

Si bien en mi familia no hubo militancia sí la hubo en conocidos, recuerdo el caso de David W. que en el anca de un piojo salió de Chile. El avión hizo escala en Montevideo. No sé qué hacíamos nosotros en el aeropuerto. Sólo me acuerdo que todos esperaban muy nerviosos un avión que no llegaba. Al fin llegó, en mis recuerdos no distingo si era de TAMU (*), de esos con las ventanas redonditas, e inmediatamente aquella familia partió para Holanda.
(*) Me dicen que TAMU no era porque hacía vuelos internos, ni idea entonces.

Yo soy hija de la dictadura.
En esos tiempos sucedían cosas que yo me daba cuenta que eran "raras" pero mi madre no me explicaba. De más grande entendí porqué. Ella trabajó en el Ministerio de Salud Pública durante aquellos años negros, y veía el horror, era la única mujer en reuniones de veinte generales, pasaban los peajes y les hacían la venia, mi madre nos contaba todo eso, (pero no las causas), nos contaba a medida que íbamos creciendo mi hermano y yo.

¿Qué me genera este libro que estoy leyendo? Muchas cosas comunes.

La familia Bleier inmigró a este país en la década del veinte del siglo pasado, y la familia Rybak también. Veo las fotos de época y son iguales a las que había en casa de mis abuelos. Los Bleier llegaron de Hungría y los Rybak de Polonia. Sin embargo, los Bleier eran una familia religiosa, y los Rybak no. Mi abuelo Moishe, no creía en Dios, y tenía ideas comunistas. Un día mi madre (según ella relató muchos años después) quedó horrorizada, porque mi abuelo había sacado pasaportes para los cuatro (él, mi abuela, la baba Jaika, mi mamá Sara y mi tío José), para aquellos planes en Siberia, incluso hemos encontrado con mi madre folletos de época similares a las propagandas de paquetes de excursiones. Años después se fueron enterando que todos aquellos que habían partido, habían desaparecido en un agujero negro.

Sin embargo, no es sólo ese el motivo de la casualidad para que yo naciera. Mi padre, Leopoldo, nació en Viena (Austria), en 1932, luego de un tiempo vivieron en Italia, y tomaron el último buque que salió de Europa, mi abuelo (Natalio Donner), ya estaba en Uruguay, mi abuela partió sola de Europa con mi padre chico, y si no hubiera subido a ese barco, yo no habría nacido.

Y acá estoy yo, "producto cartesiano" de casualidades.

Confieso, se me piantan varios lagrimones con otros temas que me son comunes.

Un lugar preponderante ocupa la Shoá (El Holocausto) en la formación de la personalidad de Eduardo Bleier. De pequeña, yo crecí viendo los ámbums sepia que había en casa de mis abuelos, con las fotos de sus hermanos muertos, hermanos que tenían hijos, niños pequeños.

Eduardo Bleier sin lugar a dudas fue un hombre multifacético. Tocaba el violín, escribía poemas. Me llamó la atención de que primero haya tenido una inclinación religiosa, según el libro él quería ser rabino, pero rápidamente abandonó tal misión al darse cuenta de que los rabinos le miraban las piernas a las mujeres, y eso le pareció hipócrita.
Ese cambio repentino de decisión, pero fundamentalmente el motivo, me parece el reflejo de una persona que ES LO QUE HACE, que dice la verdad, una persona que NO ES HIPÓCRITA.

En la contracara del libro, Mauricio Rosencof dice "le dieron por bolche y por judío", y ese mote en cierto modo lo padecemos todos los judíos de izquierda. También tengo otros conocidos en la familia a quienes les dijeron lo mismo. Es como dice Maricio Rosencof "en la izquierda éramos un lote".

Yo ví la dictadura "de afuera". Sin embargo tengo recuerdos MUY GRABADOS. El día que comenzó la dictadura, (27 de junio de 1973), me acuerdo que no había radio, sólo esas marchas horribles todo el día, y una voz (también horrible) diciendo cosas del orden y del fin de la subversión. Otra cosa que me quedó fueron las cadenas cinco minutos antes de las veinte, donde pasaban "de a tres", y decían que los buscaban por "sedición", y que si alguien sabía de su paradero, o había visto a alguien similar (pasaban la foto), que avisara enseguida. Yo le preguntaba a mi madre qué habían hecho, ella no tenía una respuesta para darme, yo la entiendo, si yo tenía siete, y mi hermano dos, y pasábamos mucho tiempo juntos, éramos niños, y en esos años había palabras clave para que los milicos se dieran cuenta si tu familia tenía ideales de izquierda, porque acá, no desaparecieron sólamente los que militaban, también desaparecieron personas que repartían volantes o hacían pintadas, y si no desaparecieron estuvieron buen "guardadas". Una vez mi madre me compró un pantalón de los más "monono", era azul marino, y la señora que nos cuidaba me dijo "ese pantalón es de milico" jorobando. Cuando le dije a mi madre eso, me dijo aterrada - "¡No se dice milico! ¡Se dice policía!", obvio que le pregunté porqué, obvio que no me pudo responder.

Otra bronca que me viene es con este asunto del "300 Carlos", la maldita casa de Punta Gorda. Yo me enteré del nefasto uso del inmueble por una revista Guambia, allá por el 85. Me quedé de cara, en ese entonces la casa estaba desocupada. Pero ahora, hace un par de años, ví que la pintaron y que vive gente ahí "como si nada", ¿cómo pueden vivir ahí? Yo nunca podría vivir en un lugar donde se torturó, picaneó, asesinó, sin embargo esos tipos que ví hace un par de años, estaban de lo más campantes en el balcón, que hijos de su madre.

Yo del asunto de la dictadura me enteré todo en un día. Fue cuando días antes del Plebiscito del '80, los partidarios de Wilson Ferreira Aldunate organizaron un acto en el Cine Cordón. Todo se venía tranquilo, a mi me tenían harta con la propaganda de la DINARP, claro sólo era del "SI", pero no tenía demasiada conciencia de qué era eso del plebiscito... hasta ESE DÍA.
Lógicamente el cine se llenó, y la gente ocupaba casi toda la cuadra (18 de julio entre Joaquín Requena y Martín C. Martínez). Todo transcurría en armonía, hasta que...
Al terminar y la gente comenzar a salir, aparecieron desde Martín C. Martínez milicos a caballos con palos, y le daban a la gente, le pasaban por arriba. En el balcón estábamos mi madre, mi hermano, una amiga que se quedaba a dormir en casa y yo. Mirábamos atónitos, la gente desesperada corría, muchos buscaron refugio en la heladería "La Cigale" de Requena y Brandzen, y otros en la Farmacia "Lyon", en 18 y Requena, y los milicos se metieron con los caballos ahí adentro y seguían con los palos. Como yo ya tenía trece años mi madre tuvo que darme una respuesta. Me la dio, y ese día me definí ideológicamente y para siempre de izquierdas, en contra de todo lo que tuviera que ver con los milicos. Fue fácil seguir sola, yo misma me informaba, cómo disfrutamos en el '83 el asunto de las cacerolas, muchas quedaron deformadas, les dábamos tan fuerte mi hermano y yo, también el discurso de Candeu en el Obelisco, de casa no se veía la vereda, sólo se veían mares de cabezas, aquello fue impresionante...
Desde entonces, juntamos firmas por la facu de Arquitectura, para el 89, después de vuelta, y así...

Es pertinente que diga que al leer algún material de este libro, me recordó lo que yo ya sabía. Israel no dio asilo a ningún exiliado político, y eso me da como "un tiro al hígado", y nobleza obliga que lo deje por escrito. Sin embargo de lo más campante el crápula que hacía las "autopsias" del M.S.P. en los años negros; el "Mamario Katz", (así le decían a ese siniestro personaje), residente en La Paloma, oriudo de Rocha, por los albores del 82-83, se fue para Israel, y la gran siete, ese sí pudo entrar... qué rabia.
La eterna contingencia de ser judío y ser de izquierda.
El ruso Bleier, si bien dejó la religión, nunca su sentimiento de pertenecia al pueblo judío.

Pero no voy a escribir más nada, yo (y espero que también ustedes) sigo leyendo la historia del Ruso Bleier, una persona que "enamora" a través de la imagen que se me va dibujando suya, a partir de lo que voy leyendo en el libro.

Anna Donner Rybak © 2011

martes, 27 de septiembre de 2011

El Punto Neurálgico


"En el estado actual del desarrollo de la crisis de occidente es necesario preguntarse sobre el futuro del Estado – nación, (también sobre el futuro del nacionalismo); sobre el futuro de todas las instituciones que hasta ahora han articulado la convivencia entre “valores morales” diferentes, esto es, formas de ciudadanía y convivencia democrática; sobre el futuro de los modelos de integración que se han experimentado hasta ahora – UE, -Estados Unidos, Canadá, México-, MERCOSUR – sobre el futuro de las reglas de juego del comercio mundial, sobre el futuro del dólar como moneda de referencia para ese comercio, (es decir sobre las reglas de juego del comercio mundial); sobre el futuro de la inevitable tentación de hegemonía político – militar de algunas potencias ante las dificultades para acceder a los recursos naturales imprescindibles para el desarrollo capitalista (Por ejemplo, para dimensionar la entidad de este problema, se están observando acciones político diplomáticas casi cotidianas que ponen de manifiesto una alianza entre Alemania y Rusia, los dos países donde el totalitarismo no casualmente se expresó con mayor violencia o se están observando todos los días formas de adquisición –ese es el único término posible - de “trozos” de África por parte de potencias tan disímiles como Francia, China, Brasil, Alemania y Rusia); sobre el futuro del multiculturalismo, es decir, también sobre el futuro de la relación entre occidente y el mundo islámico, sobre el futuro de la relación / inserción del mundo asiático con Estados Unidos y Japón; sobre la posibilidad de existencia de algún tipo de configuración política, - no exagero- de todo el vasto Medio Oriente; aquí más cerca sobre el rol articulador democrático de Brasil en la región o sobre el despliegue abusivo de su posición dominante; podría continuar, pero no me parece razonable abusar del punto y coma." Fragmento de Apuntes para el Prólogo de "La izquierda que viene" de Gerardo Bleier.

Indudablemente Nuestro Mundo está viviendo momentos difíciles. Gerardo Bleir, con un muy acertado criterio plantea su inquietud acerca de la relación entre occidente y el mundo islámico, entre otros, y yo, quisiera enfatizar y a la vez hacer también algunos apuntes acerca de esta relación, que entiendo está en un plano de crisis alarmante.

Son varios los actores y factores que confluyen para este fenómeno, todo se junta y hay combustión.

No soy amiga de las universalizaciones, pero quizá es pertinente decir que una gran parte del mundo islámico comulga con una suerte de involución.

Dicho fenómeno se dio en Irán con la vuelta del ayatolah Jomeini, y la Revolución Islámica de Irán, hecho que todos festejaron, sin comprender que si bien el Sha Palevi era un títere de Yanquilandia, eso otorgaba un progreso para el país, más allá de Imperialismos. Un refrán aboga a "Salir de Guatemala para meterse en Guatepeor", y así entiendo el fenómeno Jomeini. Exacerbados, los iraníes festejaban en las calles, y ese día, se acabó todo tipo de derecho para las mujeres, que volvieron al chador, y se instaló una TEOCRACIA, donde la ley (vigente hasta el día de hoy) dice que las mujeres no tienen derechos, y sus esposos son sus dueños. Esto los habilita a decidir su vida o su muerte, la ley Islámica dice que el todo lo que dice el hombre vale, por lo tanto si un hombre decide que su esposa debe ser lapidada; lapidada es, y nadie puede hacer (ni hace) nada. Personalmente entiendo que Jomeini no solo no hizo al progreso, sino que hizo a la "vuelta a la Edad Media", y desde entonces así está ese país.

Me centro en Irán, por varias razones. Hoy el país (que sigue siendo una TEOCRACIA) está gobernado por Mahmud Ahmadineyad, quien según mi entender ha violado todos los derechos humanos de todas las formas posibles.

Desde ahorcar homosexuales en las plazas de Teherán, hasta convocar un cúmulo de imberbes dispuestos a suicidarse mañana, sin poner el menor reparo, cuestión que me parece alarmante. Y si agrego que tiene la osadía de negar el Holocausto donde murieron seis millones de judíos, más tres millones de gitanos, homosexuales, negros, y otras minorías, esto nos da una idea del PODERIO ENORME DE IRAN, y es un poder alarmante.

También es pertinente recordar que sendos atentandos contra objetivos judíos en la República Argentina (1992, Voladura de la Embajada de Israel, 1994, AMIA) fueron propiciados por Irán, existen pruebas según ha señalado el extinto Nestor Kirchner.

Si Irán en la década anterior logró hacer un atentado suicida acá en el "Tercer Mundo", ni imaginemos qué puede llegar a hacer.

Por lo pronto es quien provee de armas a Hamás, y a Hezbollah, y realmente me sorprende el SILENCIO del mundo acerca de esta figura de PODER muy peligrosa, y que INCIDE en todo el Mundo Islámico. Ea, que estamos en presencia de un Hitler postmoderno.

Conviene también repasar los preceptos del Fundamentalismo Islámico: Están en contra de todo tipo de progreso, cuatro o cinco construyen rascacielos de oro en Dubai, y ese oro podría amainar bastante el hambre de esos pueblos, pero no; sin embargo esos pueblos son adoctrinados con la idea del Martirio, acción abominable si la hay por parte de sus propios gobernantes.

Nunca en la historia del Mundo yo he visto que se use a un ser humano como arma, que su vida no valga nada, puesto que otros tipos de terrorismo conocidos, jamás usaban gente como arma.

Por otro lado, el Fundamentalistmo Islámico no ve con buenos ojos el progreso, el Mundo Occidental es un mundo de "Infieles", el Fundamentalismo Islámico plantea una vuelta al medioevo.

Otro ejemplo lo tenemos en el régimen talibán, si, lo sé, los yanquis entrenaron a Osama Bin Laden y después se les dio vuelta, pero a mi no me interesa la causa sino el resultado.

¿Qué ha sucedido en Afganistán cuando subió el régimen talibán? Las mujeres también gozaban de independencia, podían estudiar, trabajar, y de la "noche a la mañana", prohibido trabajar. Por lo tanto las que no estaban casadas no tuvieron otra opción que ser mendigas, pasando además a morir desangrada, sin a la hora de un imprevisto no había en un hospital una mujer para atenderla.

¿Qué suerte corrieron quienes pelearon contra eso? La primer ministro pakistaní Benhazir Butho murió asesinada, Pakistán también hoy es tierra de nadie, dicho de otro modo: Cualquiera que ose cuestionar el régimen fundamentalista islámico teocrático ya tiene su crónica de muerte anunciada.

Pero además existe otra arista. Ya desde los tiempos de Roma existe el mote de "al pueblo pan y circo". El "Pan y Circo" es el fenómeno eterno entre palestinos e israelíes, del cual sí el mundo habla, y habla demasiado cuando poco entiende de esos temas, y lo hace en forma absolutamente unilateral, todos están hoy mismo centrados en la ONU y la "autonomía palestina", cuando hay temas bastante más importantes que atender.

Y siempre metido está en todas partes el Antisemitismo eterno, de esto el fiel reflejo la inclinación desproporcionada de la balanza a la hora de emitir una opinión (que reitero son pocos quienes pueden tener información fidedigna, pues ese es otro conflicto bien complejo), ¿por qué se toma partida por Palestina? Porque son enemigos de Israel, e Israel es un país que los yanquis defienden; pero esto es un escudo, la verdad de la milanesa es que Israel es un país lleno de judíos, y (si se me permite y sino también) desde que el mundo es mundo nunca fue "vendió" defender a un judío, sino todo lo contrario, y las pruebas están a la vista a la hora del "Análisis Mundial" del conflico. Se citan todos los detalles de los "pobres palestinos" (y no estoy negando su veracidad) pero se OMITEN de exprofeso las causas, y los detalles de "la otra parte".

Así, el mundo "entretenido", tiene como tema central en su "agenda" el asunto de la Autonomía Palestina, sin comprender que han "picado el anzuelo", y esto los "distrae" del fenómeno de la Guerra Santa o Yihad. Pero hay más. Cuando se les pregunta sobre HAMAS, sólo hay silencios, silencios cómplices, silencios hipócritas, porque todo el mundo sabe a estas alturas lo que implica un suicida, y su formación, pero NADIE DICE NADA.

Así están pues echadas las cartas. Entiendo que la Guerra Santa es un tema alarmante, y sigo sin comprender porqué el mundo hace SILENCIO, o habla tan "suavecito" que nadie oye nada; de un fenómeno que debería ser ALARMA para el Mundo Entero.

Por lo tanto, concluyo que es casi imposible un buen vínculo entre el Cercano Oriente (quiero dejar claro que no incluyo al Lejano Oriente en esta columna, esa es otra historia), y Occidente.

Anna Donner Rybak © 2011

domingo, 25 de septiembre de 2011

Me contaron.



Esta tarde me visitó un cybor. Totalmente ensimismado en "marcar" en su "máquina ", cual autómata, hablando tan rápido como en reclamos Ancel, (en tal caso SI resulta lógico ya que atienden miles de llamadas por día), pero no en este, donde el "cybor" hablaba tan rápido que a veces yo le pedía "repeat please" porque no había entendido debido a su no.vocalización.

Un detalle nada menor fue una acotación que hizo el cybor: "Yo marco lo que me digas", entonces yo me pregunté: ¿Por qué entonces no marco todo yo misma y envío el "form" por la magistral web del INE?

Una batería de preguntas, donde no me daba el tiempo para respirar cuando ya se venía la próxima, el cybor muy eficiente "marcando" en su "máquina": ¿Qué tiene esto de personal? ¿De cálido? ¿De simpático? NA-DA.

Yo, también he censado, con el viejo método, que en este caso hubiera sido mucho más oportuno seguir con el asunto de "la birome y la servilleta", puesto que además, las preguntas NADA TENÍAN QUE VER con estas nuevas (adjunto en la nota los enlaces a ambos cuestionarios).

CUESTIONARIOS.

HOGARES

PERSONAS

SIN EMBARGO, esto no es todo.
El cybor es RACISTA.

Ascendencia étnico-racial
Para todas las personas:
¿Cree tener ascendencia…
Sí No

6.1 Afro o Negra?
6.2 Asiática o Amarilla?
6.3 Blanca?
6.4 Indígena?
6.5 Otra?
(Si responde SÍ en una sola ascendencia pasa a p.8).

¿Cuál considera la principal?
Afro o Negra
Asiática o Amarilla
Blanca
Indígena
Otra
Ninguna (no hay una principal)

Está muy bien no "estigmatizar" (se ve que se inspiraron todos juntitos con la gente del Ministerio del Interior), pero esta PORQUERÍA es racismo. Hay las mil y un formas de preguntar: Ascedencia, Cultura, etc. PERO PREGUNTAR POR LA RAZA me parece DEPLORABLE.

En resumen, un cybor me visitó y me contó.
LA-MEN-TA-BLE.

Anna Donner Rybak © 2011

lunes, 19 de septiembre de 2011

Yo estigmatizo al Ministerio del Interior: LA PEOR CAMPAÑA.


Paupérrima campaña, que es paupérrima en si misma por los conceptos que maneja, DONDE LEJOS DE "desesestigmatizar", ESTIGMATIZA, es una campaña CLASISTA, donde logra justamente DISCRIMINAR a los que viven en el barrio BORRO, 40 SEMANAS, etc, LA CAMPAÑA ES PAUPÉRRIMA.



Dice Alvaro Ahunchain en su blog: "Aquel que no estigmatice, gran estigmatizador será"

Hace unos días, el Ministerio del Interior lanzó una batería de carteles de vía pública bajo el concepto de "Campaña por la no estigmatización de los barrios".

En ellos aparecen las fotos de sendos policías sonrientes y textos que refieren a cuatro de los barrios en los que se realizan los llamados "megaoperativos" para detener delincuentes: Borro, Marconi, Paso de la Arena y 40 semanas.

Trabajo en publicidad y debo el mayor de los respetos al colega que haya formulado esos mensajes, pero me siento en la obligación de dejar constancia de mi discrepancia, al menos como ciudadano y contribuyente. Los carteles dicen:

"En el Borro hay muchos jóvenes que estudian. No los borres. Yo los defiendo".

"En el Marconi hay mucha gente que marca tarjeta. Yo los defiendo".

"En Paso de la Arena hay muchos gurises que no se dan la papa. Yo los defiendo".

"En el 40 semanas hay mucha gente que trabaja todos los días. Yo los defiendo".

http://blogs.montevideo.com.uy/alvaroahunchain

"En los barrios ricos están los que se enriquecen a costa de tu pobreza, yo los defiendo"- Ministerio del Interior.

Vos sí, YO NO.
Yo no te defiendo a vos.
No te defiendo a vos, MdI porque sos clasista porque definís barrios ricos y barrios pobres definís conjuntos de ricos y pobres e incluís a los barrios en ellos y los barrios son barrios y punto no son barrios ricos ni barios pobres pobres de los barrios con tus patéticas definiciones pero por suerte sólo son las tuyas y vos MdI sos clasista yo suponía que deberías ser socialista pero sos clasista y si sos clasista no existís porque yo deploro a los clasistas así que no te defiendo nada.

Anna Donner Rybak © 2011

sábado, 17 de septiembre de 2011

La lluvia cae.


"..sobre Montevideo hoy como ayer" [Los Traidores]

la lluvia cae sobre Montevideo hoy como ayer hoy es un día de lluvia los días de lluvia se le da veinte mil vueltas a los "problemas" ... en la cabeza "Y que cuelgue mi mente de una soga para que esta se seque de problemas" [Sui Géneris]

todo está cayendo...
en caída libre energía potencial gravitatoria dicen las leyes de la física, las leyes dicen muchas cosas, dicen pero a veces hacen y a veces no.hacen y a veces "hacen mal", la teoría de la relatividad de Albert Einstein, cae la lluvia, cae la cultura, cae Cris Namús, cae la solidaridad, caen las fuentes de trabajo, caen los ranchos en Punta del Diablo, cae la educación, cae el norte... [PAUSA]

cae el norte, el norte está cayendo ya no hay brújulas ni nortes la gente camina quien sabe adonde caminante que no se hace ningún camino al andar el sur también existe aún no se han enterado el sur también existe y no es robotizable, es culturizable no en una décima de nanosegundo eso es utopía, cae el norte pretenden culturizar al sur por inyección intravenosa de cultura eso es utopía eso es utopía, la gente camina sin saber adonde va este país no sé adonde va cada día se menos adonde va cada vez entiendo menos cada cosa que sucede, no es el que, es el como, el que está bien, cae el como... [PAUSA]

cae el como es imposible reinsertar a un excluído de la noche a la mañana si es posible reinsertarlo y llevará las mil y una noches y las mil y un mañanas es falaz ignorar eso y por eso nada sube y todo sigue cayendo... cae la esperanza día a día cae la esperanza a pasos agigantados no hay actores que consuelen no hay magos que conviertan la desesperanza en esperanza... [PAUSA]

cae la sociedad cada día más la debacle es orden del día el caos es inminente hay quejas pero no solucionesno hay propuestas, no hay nada... "en mi país la tristeza" [Alfredo Zitarrosa]

suben los radicalismos los ombliguismos todos quieren tener razón todos la tienen todos no entienden que no hay una razón hay mil razones todos creen que sólo vale la suya caen las razones de los otros, este camino no conduce no conduce a Roma este camino es contingencia puede terminar en callejón sin salida puede terminar en una autopista al infierno... "¿Y donde están adonde han ido a parar? ¿Y qué se hizo de mi sombrerito gris?" [Sui Géneris]

cae el idealismo es alarmante ¿qué será de uno sin ideales? solo queda convertirse en un androide aplastado por el Sistema...

cayó el muro cayó URSS no sean ingenuos cayó el muro entre socialismos y capitalismos subió globalidad es inminente terner esto presente apegarse al pasado no conduce a Roma apegarse al pasado es quedar congelado en el camino de todos los tiempos no es revolución es involución creer que hay héroes de cartón...[PAUSA]

"caminante no hay camino se hace camino al andar" [Antonio Machado]
es preciso seguir andando.

no quiero que caiga...

la ley la educación la fuente de trabajo la solidaridad la sociedad el valor el como la tolerancia el espíritu colectivo el norte el sur el este el oeste...

Pero si hay algo que quiero que caiga es... LA LLUVIA.

Anna Donner Rybak © 2011

viernes, 16 de septiembre de 2011

El Diablo en Punta del Diablo.


"Punta del Diablo" es a "Pueblito de Pescadores", como el ying al yang, como la creación a los artistas. ¿Ya no.será? Lo que sí ES, es el "Diablo" a la "Demolición".

¿Alguien me puede explicar qué están haciendo?
¡No!

No me vengan con estupideces de que son tierras estatales, ¿por qué no van entonces a Punta Piedras y demuelen "La Boyita" de Tinelli, (que se adueñó de una playa que no es suya, como muchos otros "magnates")?

Al fin y al cabo, (¿seguirán con el Cabo Polonio?), por qué esos crápulas (Tinelli, de Narvaez, Antelo), ¡también tienen sus casas en terrenos de la playa!

No quiero ser malpensada y creer que hicieron "acuerdos monetarios", claro, ¿qué moneda tienen los vecinos de Punta del Diablo?

¿Y me hablan de la LEY?
Esta DEMOLICION se llama BESTIALIDAD, destruir un PUEBLO ENCANTADO, si me disculpan, ESTA VEZ, SI se fueron al DIABLO en Punta del Diablo.

"Pedro, dueño de uno de los ranchos tirados en Punta del Diablo, dijo que él y varios ocupantes intentaron regularizar pero no fueron escuchados por la Intendencia. Ahora evalúa efectuar un juicio a través de organismos internacionales.
"Hay opción de presentar un juicio internacional a la Intendencia de Rocha", dijo Pedro, quien prefirió no dar detalles de esa acción.
El rancho que ocupaba Pedro, de 29 años, era de un familiar que falleció y él comenzó a utilizarlo. Cree que al derrumbar la casa "se violó el artículo 11 de la Constitución"."

http://www.elpais.com.uy/110915/pciuda-593425/ciudades/completan-la-demolicion-en-un-pueblo-con-opiniones-divididas/

Fuente: Diario El País.

Anna Donner Rybak © 2011

jueves, 15 de septiembre de 2011

Adrenalina.


La liberación de Adrenalina, ¿adicción o necesidad?

La búsqueda de descarga o liberación de adrenalina es para muchas personas una especie de adicción o necesidad acuciante que va, cada vez más, en aumento.

¿Cómo actúa?
La adrenalina hace que nuestro sistema nervioso "hiperactive" nuestras funciones vitales para esa situación de alarma:
Se acelera el ritmo cardíaco (necesitamos el máximo de sangre para aportar más oxígeno y nutrientes a todos los órganos)
Aumenta la respiración para que la sangre se oxigene lo antes y mejor posible.
Dilata las pupilas ya que necesitamos la mejor visión posible para "ver el peligro".
Aumenta la presión sanguínea. Los vasos sanguíneos de los órganos más importantes se ensanchan para recibir más sangre mientras que los vasos más pequeños se estrechan ya que no son imprescindibles durante unos momentos (orejas, nariz, manos, etc.) Por eso en momentos de liberación de adrenalina nos quedamos pálidos.
Detiene, momentáneamente, el movimiento intestinal ya que en momentos de peligro tener ganas de ir al baño sería todo un problema.
Saca nuestras reservas de glucógeno (glucosa) para que nuestros músculos tengan el máximo de combustible... para salir corriendo o luchar.
Pensemos que la adrenalina era necesaria tanto en la Prehistoria (escapar de un animal salvaje) como hoy en día para esquivar un accidente, en el momento más emocionante de la película o del videojuego, como reacción a un susto o cuando realizas alguna actividad de riesgo.

¿Por qué hay gente que necesita descargar adrenalina?
Hay personas que realmente sienten la necesidad de descargar dosis extras de adrenalina practicando deportes de riesgo, conduciendo el automóvil a gran velocidad, buscando pelea, subiendo a atracciones como la montaña rusa, viendo películas de mucho miedo, etc.

Una de las explicaciones es que la liberación de adrenalina produce un estado (momentáneo) de euforia, de máxima energía y de capacidad de acción. Después la persona siente una agradable sensación de relax gracias a la liberación de endorfinas.

La vida sedentaria de las ciudades y el estrés cotidiano hacen que la liberación de adrenalina (muy continua) sea de baja intensidad y necesiten estímulos cada vez más fuertes para sentirse "vivos".

Fuente: e.b.m. (En Buenas Manos) http://www.enbuenasmanos.com

Sentirnos vivos, sin comillas, es una necesidad, es una adicción, la vida no tiene sentido si no nos sentimos vivos.

Cada individuo tiene su definición de "Sentirse Vivo".

Se siente viva la Tití, cuando "organiza" su hogar (entienda el lector por organizar, impartir órdenes a sus mucamas), "¡Estoy a mil!, no paro en todo el día.", un "a mil" muy raro, del gimnasio a Falabella, que allá en los "peruses" es lo único que una burguesa iletrada puede hacer, ya que la palabra CULTURA para ella es un jeroglífico ininteligible.

Hay otras "Titís", que no son tan hijas de.. su madre, y organizan (de verdad) su hogar, por ejemplo, Judithcita, compra todo "in calle Arenal Grande" por mayor, pero otras cosas compra Judithcita en la feria, todo tratando de ahorrar, (ahorro vicioso, porque Judithcita no vive en un cantegrill ni una favela ni una villa miseria, pero de ese modo Judithcita libera su adrenalina).

Otras personas viven yendo al doctor, por cosas que no son tan graves, luego buscan remedios, también es un "Sentirse Vivo".

Algunos se sienten vivos dentro de su "rutinaria ideología", otros se mueren.
Es tan respetable "sentirse vivo" en la rutina que volando.

(Mientras no seamos "Titis", ni hijos de nuestras madres en sentido figurado, tenemos derecho a "sentirnos vivos" como nos venga en gana, pero la Titi no tiene derecho porque está cosificando a su mucama).

Voladamente vivos, o Rutinariamente vivos, cada uno elige su "sentirse vivo" según su IDENTIDAD, (conjunto de rasgos heredados y aprehendidos).
...

Mi adrenalina es escribir, cuando escribo yo me vuelo, estoy planeando por las nubes, volando por los cielos...

- Me enamoré de una letra.
- ¿Qué? Hoy estás más "out" que siempre, ¿cómo te vas a enamorar de una letra?
- Me enamora la cursiva, quizá es nostalgia, no se ve a nadie escribiendo con lapicera fuente, ni siquiera con birome ni en servilletas.
- Ah, ta, A,E, I...-
-No, esas letras son todas rectas, no tienen curvas, esas no me enamoran.
-¡Vos estás loca! ¡Tá, nena, O, U, y todas las consonantes!

La comunicación escrita y la comunicación oral no son excluyentes, ambas SUMAN.
Imaginemos que conocemos a alguien. ¿Qué sucede en un primer encuentro? Ambos están adentro de sus armaduras. Y sucede que no hay mucho para hablar, por algo la famosa frasecita de "Romper el hielo".

A veces, un primer encuentro cara a cara fracasa rotundamente porque ambos individuos tienen armaduras tan blindadas, que no "pasa nada":

-La noche está linda...
-Un viento sopla...
-¿Estudiás o trabajás?

Este es un diálogo pautado, es el Modelo Establecido Apriori y herramienta de conquista para much@s, pero lo cierto es que eso es un embole.
Cuando uno conoce al otro, "dentro del monitor"; hay un paso que se saltea. La IMAGEN. Cosa que consume toda la energía en un encuentro face-to-face (¿Le gustaré?, ¿Mi voz? ¿Mi cara? Más vale que no me ponga nervios@, de lo contrario se arruina todo), y claro que se pone nervios@ y a veces se arruina todo de entrada, y en caso de no arruinarse, no será un encuentro AUTENTICO.

Sin embargo, conocer a alguien "adentro del monitor", no tiene nada que ver. Al no existir la FACHADA, ambos se "hablan" desde el INTERIOR PROFUNDO, y por lo general, surgen vínculos fuertes, basados en confidencias muy íntimas, y no sienten vergüenza porque el anonimato de la red, los protege.

Quienes andamos en las lides de las letras, reconocemos a un INDIVIDUO por su PROSA. Aunque tapara el nombre, por COMO escribe, sabemos QUIEN es.

Es entonces que cuando llega el momento de "conocerse de verdad" hay miedos: ¿Me habré hecho una expectativa demasiado elevada? ¿Y si l@ veo y no me gusta ? Y surge ese millón de preguntas, pero por otro lado un "ratoneo" de poner cara y voz a la Fantasía.

Cosas que pasan en este "mundo moderno" de hoy.

Anna Donner Rybak © 2011

domingo, 11 de septiembre de 2011

ONCES DE SETIEMBRE.


Desde hace tiempo, el número once está asociado con atentados y sus culpables permanecen agazapados bajo el manto de la impunidad.

No era una avant premiere, ni una publicidad, los rascacielos se iban cayendo en Manhatan, con perfecta sincronía.. Sucedió un 11-S. Pero no fue el único. Ya otro 11-S, había sucedido otra tragedia, cuando en Chile ocurrió el Golpe de Estado. Otro día once, en cuatro trenes, diez explosiones concurrentes detonaron en Madrid. Sucedió un 11-M. Y tampoco fue el único.

UN ONCE DE SETIEMBRE...

" ... Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores! ... "
Con estas palabras de derrota y al tiempo de esperanza, se despedía de su pueblo un hombre íntegro.

Era Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, en el mensaje a los ciudadanos transmitido por Radio Corporación a las 08:45 de la mañana.

Aquella mañana, dio inicio lo que sería uno de los mayores dramas vividos por Chile.
El gobierno de Salvador Allende era derrocado por un cruento golpe militar que, con el apoyo de la CIA y de los Estados Unidos, estaba encabezado por el general Augusto Pinochet.
A partir de entonces se inició una auténtica cacería de opositores, sumergiendo a la nación transandina en una de las más crueles dictaduras que se han padecido en América Latina.

Son cinco minutos.
La vida es eterna en cinco minutos.
Suena la sirena de vuelta al trabajo,
y tú caminando, lo iluminas todo.
Los cinco minutos te hacen florecer.
( Te recuerdo Amanda - Víctor Jara )

Testimonio de Joan Jara, compañera de Victor, publicado en el libro "Víctor Jara: Un canto inconcluso", acerca del golpe militar y la muerte de Víctor Jara.

Despierto temprano, como siempre. Víctor sigue durmiendo, de modo que me levanto en silencio y llamo a Manuela, que tiene que llegar temprano a la escuela.
Bajo a poner la tetera al fuego y pocos minutos después aparece Mónica, frotándose los ojos y bostezando.
Todo es normal, dentro de la anomalía en que vivimos.
Es una mañana fría, melancólica, nublada.

Manuela y yo desayunamos y salimos para la escuela.
Yendo en coche no es lejos, pero resulta difícil llegar en transporte público, aunque lo hubiera. Por suerte nos queda algo de gasolina.
Evidentemente somos las únicas personas que están en movimiento. Todos los demás parecen haber decidido quedarse en la cama, con excepción de las empleadas domésticas, naturalmente, que se levantan temprano para hacer cola en la panadería de la esquina.
Mónica había vuelto con la noticia de que el coche de Allende ya había bajado a toda prisa por la Avenida Colón, acompañado por su escolta habitual, mucho más temprano que de costumbre.
En la cola del pan y en el quiosco la gente decía que se estaba tramando algo.

El Liceo Manuel de Salas está lleno de alumnos. Aquí no hay indicios de huelga. Sólo un mínimo porcentaje de familias no es partidaria de la Unidad Popular.
En el camino de vuelta enciendo la radio del coche y me entero de que Valparaíso ha sido acordonado y está teniendo efecto un movimiento de tropas desacostumbrado.
Los sindicatos convocan a todos los trabajadores a reunirse en los lugares de trabajo porque se trata de una emergencia, una alerta roja.

Me doy prisa para contárselo a Víctor. Cuando llego le encuentro levantado y manipulando la radio, con la intención de sintonizar Magallanes u otra emisora partidaria de la Unidad Popular.
"Parece que ya empezó", nos decimos.
Aquella mañana Víctor debía cantar en la Universidad Técnica, en la inauguración de una exposición sobre los horrores de la guerra civil y el fascismo, donde hablaría Allende...
Eso no creo que se haga, dije.
No, pero creo que debo ir, de todos modos ¿por qué no vas al tiro a buscar a la Manuela? Es mejor que estén todas juntas en casa.
Voy a llamar por teléfono para tratar de averiguar qué está pasando.
Mientras volvía a salir del patio, nuestros vecinos empezaban a reunirse. Hablaban en voz alta y ya comenzaban a celebrar. Pasé a su lado sin mirarlos, pero al fijar la vista en el retrovisor vi que una de las "damas" se agachaba y me dedicaba el ademán más grosero del lenguaje chileno.

Al llegar me enteré de que habían dado instrucciones de que los más pequeños volvieran a sus casas, mientras los maestros y los alumnos mayores podían permanecer en el colegio.
Recogí a Manuela y en el trayecto de regreso oímos a Allende por la radio.
Aunque la recepción era mala, fue tranquilizador oír su voz desde el Palacio de La Moneda... aunque sonó, casi, como un discurso de despedida.

Encontré a Víctor en el estudio, escuchando la radio, y juntos oímos la confusión que se produjo cuando casi todas las emisoras de la Unidad Popular dejaron de emitir a medida que sus instalaciones eran bombardeadas o tomadas por los militares.
La música marcial reemplazó la voz de Allende: "Esta será seguramente la última oportunidad en que me dirijo a ustedes... Yo no voy a renunciar .... Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo... Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no puede ser segada definitivamente... No se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos...".
Era el discurso de un hombre heroico que se sabía a punto de morir, pero en ese momento sólo lo escuchamos por fragmentos.
A Víctor le llamaron por teléfono en mitad del discurso.
A mí me resultaba difícil escucharlo.
Víctor esperaba mi regreso para salir.
Había decidido ir a su lugar de trabajo, la Universidad Técnica, obedeciendo las instrucciones de la CUT.
En silencio vertió nuestra última lata de gasolina reservada para una emergencia como aquella en el depósito del coche y mientras lo hacía vi que uno de nuestros vecinos, un piloto de las líneas aéreas nacionales, se asomaba al balcón de su casa y le gritaba algo burlón a Víctor, que le respondió con una sonrisa.
Fue imposible despedirnos como correspondía. Si lo hubiésemos hecho, me habría aferrado a él, y no le habría dejado marchar, de modo que lo hicimos con aire indiferente.
Volveré en cuanto pueda, mamita... tú sabes que tengo que ir... mantén la calma.
Chao...
Cuando volví a mirar, Víctor ya no estaba allí.

Escuchando la radio, entre una marcha militar y otra, oí los comunicados: "Bando número uno", "bando número dos"... las órdenes militares anunciaban que se había dado un ultimátum a Allende para su rendición ante los Comandantes de las tres armas al mando del general Augusto Pinochet... que si a mediodía no se había rendido, el Palacio de La Moneda sería bombardeado.
Mónica estaba preparando el almuerzo; Amanda y Carola jugaban en el jardín cuando de pronto se oyó el estruendo y el zumbido de un avión a reacción bajando en picada y luego una tremenda explosión.
Era como estar otra vez en la guerra.
Salí para meter a las niñas en casa, cerré las persianas de madera y las convencí de que se trataba de un juego... pero los aviones seguían volando en picada y daba la impresión de que los proyectiles que disparaban caían sobre la población de arriba de nuestra casa, en dirección a las montañas.
Creo que fue en aquel momento cuando me abandonó toda ilusión que pudiera haber albergado: si luchábamos contra aquello ¿qué esperanza podíamos tener?
Entonces llegaron los helicópteros, rasantes sobre las copas de los árboles del jardín. Los vi desde el balcón de nuestro dormitorio, suspendidos en el aire como siniestros insectos, ametrallando la casa de Allende.
En lo alto, hacia la cordillera, otro avión daba vueltas.
Oímos el agudo zumbido de su motor durante horas.
¿ Sería el avión de control ?

Poco después suena el teléfono. Corro a contestar y oigo la voz de Víctor: ¿Cómo estás, mamita?. No he podido llamarte antes. Estoy aquí, en la Universidad Técnica. ¿Sabes lo que pasa, verdad?
Le hablé de los bombarderos en picada, pero le dije que todas estábamos bien. ¿Cuándo volverás ?
Te llamaré más tarde, ahora necesitan el teléfono, chao.

No hay nada que hacer, salvo escuchar la radio, los bandos militares entre una marcha y otra.
Los vecinos han salido al patio y hablan excitados, algunos encaramados en los balcones, para ver mejor el ataque sobre la casa de Allende... hacen brindis... en una de las casas ondea una bandera.
Oímos la noticia de que el Palacio de La Moneda ha sido bombardeado e incendiado nos preguntamos si Allende habrá sobrevivido... no hay ningún comunicado al respecto... se ha impuesto el toque de queda...

Telefonea Quena para saber cómo estamos y le digo que Víctor ha ido a la Universidad.
¡Qué espanto! exclama y cuelga.

Tenemos que suponer que todos los teléfonos están intervenidos, pero Víctor vuelve a llamar alrededor de las cuatro y media.
Tengo que quedarme aquí... será difícil que vuelva por el toque de queda. A primera hora de la mañana, en cuanto lo levanten, vuelvo a la casa... Mamita, te quiero.
Yo también te quiero... pero me atraganto mientras lo digo, y él ya ha cortado la comunicación.

Aquella noche me acosté pero no pude conciliar el sueño, por supuesto. A todo nuestro alrededor se oían, en medio de la oscuridad, repentinas ráfagas de metralletas.
Esperé la llegada de la mañana pensando si Víctor tendría frío, si podría dormir, donde quiera que estuviese, lamentando que no se hubiese llevado al menos una chaqueta, preguntándome si, dado que el toque de queda se había postergado hasta la noche, no habría salido de la Universidad y decidido ir a casa de alguien de las cercanías.

A última hora de la mañana levantaron el toque de queda y las empleadas salieron en tropel a comprar pan pero hoy la cola estaba controlada por soldados que golpeaban a la gente con sus armas y la amenazaban.

Rogaba por que Víctor volviera a casa, anhelaba oír el zumbido del coche al estacionarse debajo de la flor de la pluma.
Calculé cuánto tiempo le llevaría el recorrido desde la Universidad... Mientras aguardaba me di cuenta de que no había dinero en la casa, de modo que salí para cubrir a pie el par de manzanas que me separaban de la tiendecita de Alberto, que siempre había colaborado con la JAP y que quizá me cambiaría un cheque.
Por el camino, dos camiones pasaron a mi lado a toda prisa. Iban llenos de civiles armados con fusiles y ametralladoras. Comprendí que eran nuestros fascistas locales, salidos de sus ratoneras.
Alberto estaba muy asustado, y con toda razón. En la semana anterior ya habían explotado un par de bombas en la puerta de su tienda. Pero tuvo la bondad de cambiarme el cheque y me preguntó por Víctor.
Volví andando a paso largo, y por el camino tropecé con una amiga, la esposa de uno de los miembros de Inti Illimani, que vivía cerca. También ella estaba angustiada y, para colmo, sola, pues el Conjunto se encontraba en Europa. Por acuerdo mutuo volvió conmigo a casa y se quedó varios días. La víspera se había sentido enferma y no había ido a su trabajo en una repartición gubernamental. Ahora sufría atrozmente, pensando qué habría ocurrido allí y qué suerte habrían corrido sus compañeras.

Esperamos juntas, pero Víctor no volvió.
Pegada a la televisión, aunque a punto de vomitar por lo que veía, contemplé los rostros de los generales hablando de "erradicar el cáncer del marxismo" del país, oyendo el anuncio oficial de la muerte de Allende, viendo la filmación de las ruinas del Palacio de La Moneda y de la casa de Allende, repetida hasta el infinito, con primeras planos de su dormitorio, de su cuarto de baño o de lo que quedaba de ellos, con un "arsenal" que parecía patéticamente pequeño considerando que sus guardias habían tenido que protegerle contra ataques terroristas.

Sólo a última hora de la tarde me enteré de que la Universidad Técnica había sido reducida, que aquella mañana habían entrado tanques en el recinto y que un gran número de "extremistas" había sido arrestado.

Mi salvación aunque sospechosa porque tenía oídos era el teléfono.
Supe que Quena estaba tratando de averiguar qué le había ocurrido a Víctor, y ella estaba en mejores condiciones que yo para hacerlo discretamente. Yo no me atrevía a dar un paso, temerosa de identificar a Víctor ante las autoridades militares. No quería llamar la atención sobre él ... quizás había logrado salir de la Universidad antes de que la atacaran. Al menos, eso esperaba.

Transcurrió la noche del miércoles, otra noche fría, glacial para septiembre. La cama era grande y percibí un doloroso vacío a mi lado. Dormí a rachas y soñé con Víctor, en su cuerpo entrelazado con el mío. Desperté en la oscuridad, presa de pánico por él. Recordé sus pesadillas.

La mañana siguiente tampoco hubo noticias. Traté de telefonear a diferentes personas que podían saber qué había ocurrido en la Universidad Técnica.
Nadie estaba seguro de nada.
Después, otra vez Quena... había averiguado que los detenidos de la UTE habían sido trasladados al Estadio Chile, donde Víctor había cantado tan a menudo y donde se celebraban los festivales de la canción.
Quena no sabía con certeza si Víctor se encontraba entre ellos; la mayoría de las mujeres habían sido puestas en libertad, y le habían transmitido la noticia... pero no estaban plenamente seguras de que Víctor hubiese sido arrestado con los demás, pues las habían separado de los hombres.

Por la tarde suena el teléfono. El corazón me da un vuelco y corro a responder. Una voz desconocida, muy nerviosa, pregunta por la compañera Joan.
Sí, soy yo.
Entonces hay un recado para mí:
Tú no me conoces, compañera, pero tengo un mensaje para ti de tu marido. Acabo de salir del Estadio Chile. Víctor está allí. Me pidió que te dijera que trates de mantener la calma y quedarte en la casa con las niñas, que él dejó el coche en el estacionamiento de la Universidad Técnica y que quizá tú puedas enviar a alguien para que te lo traiga. No cree que le dejen salir del estadio.
Gracias por llamarme, compañero, ¿pero qué quiso decir con eso?
Eso es lo que me pidió que te dijera. Buena suerte, compañera colgó.

Cuando Quena me telefoneó pocos minutos más tarde, le di la noticia.
A partir de ese momento se dedicó a hacer todo lo posible para averiguar más, para descubrir cuál sería la mejor forma de salvar a Víctor.
Incluso fue a ver al cardenal Silva Henríquez para pedirle que interviniera.
A mí me inmovilizaba el terror de identificar a Víctor suponiendo que todavía no supieran quien era, las instrucciones que me había transmitido y mi fe ciega en el poder y la organización del Partido Comunista que, según yo creía, conocería la mejor manera de proteger a personas como él.

En esa etapa yo no tenía una verdadera idea de los horrores que se estaban produciendo.
Estábamos privados de noticias y de información, aunque abundaban los rumores.
Un dirigente político responsable me telefoneó para decirme que el General Prats avanzaba desde el norte con un ejército: debía de ser el principio de la guerra civil sobre la que nos habían advertido (sólo después supimos que el General Prats estaba encarcelado y que durante la noche del 10 de Septiembre, incluso antes de que empezara realmente el golpe, había habido una purga de todos los oficiales sospechosos de apoyar al gobierno de Allende).

Durante el breve plazo que se levantó el toque de queda el viernes, decidí atravesar Santiago para ir a buscar el coche.
Pensé que nos convenía tenerlo por si era necesario marcharnos de prisa.
Era mi primera salida fuera de nuestro barrio, y bajo o el sol de mediodía todo parecía artificialmente normal: los autobuses funcionaban, había comida en las tiendas.
Lo único anormal era el número de soldados en las calles, en todas las esquinas, pero había mucha gente que trajinaba, caminando de prisa, con el rostro carente de expresión.
En el lento trayecto del autobús por la Alameda, pasamos junto al Palacio de La Moneda, mejor dicho su esqueleto, acordonado desde la plaza.
Mucha gente paseaba por delante, supongo que curiosa por ver los resultados del bombardeo y el incendio... pero nadie expresaba sus sentimientos, ya fuesen de ira y tristeza o de satisfacción.

La Estación Central y los puestos de alrededor estaban tan concurridos como de costumbre.
Me apeé del autobús y vacilé en la esquina de la calle lateral que conducía al Estadio Chile. Me quedé mirando a la multitud que esperaba afuera, a los guardias con sus ametralladoras en posición de disparar. Era imposible acercarse y de todos modos... ¿qué podría haber hecho? Caminé las pocas manzanas que me separaban de la Universidad Técnica.
El campus y el nuevo edificio moderno estaban extrañamente desiertos.
Después me di cuenta de que los grandes ventanales y puertas de cristal estaban rotos, la fachada dañada y plagada de señales de balas.
El estacionamiento delantero, en general lleno, estaba vacío con excepción de nuestra citroneta, que se veía solitaria allí en medio. Seguramente había guardias militares cerca, pero no noté su presencia. Sólo vi a un anciano sentado en un muro, a cierta distancia.
Pongo un pie delante del otro hasta que llego al coche, busco a tientas las llaves y descubro que estoy pisando un charco de sangre que mana por debajo del coche, que donde debería haber una ventanilla no hay nada, que el interior está lleno de vidrios rotos.
Pienso que no puede ser el nuestro y empiezo a probar las llaves para ver si encajan.
Entonces veo que el anciano se acerca hacia mí.
¿Quién es usted?, me grita:
Es mi auto tartamudeo, es el auto de mi marido... lo dejó aquí.
Entonces está bien responde el anciano. Se lo estaba cuidando a don Víctor. Encontré su carnet en el suelo. Será mejor que lo tengas tú. Me lo entrega.
¿Pero de dónde viene toda esa sangre? ¿De quién es? le pregunto.
Supongo que alguien le dio una puñalada a un ladrón que intentó robarlo. Por aquí se ha derramado mucha sangre últimamente. Será mejor que te vayas cuanto antes. Aquí corres peligro.
Me ayuda a quitar los vidrios rotos de los asientos del coche, para que pueda conducir, e insiste en que me aleje.

Eso ocurrió el viernes.
No sé cómo pasé el sábado.
La gente me telefoneaba. Yo telefoneaba a la gente.
Marta fue a verme. Angel había sido detenido y trasladado al Estadió Nacional.
Tuve malas noticias de otros amigos... todos los dirigentes de la Unidad Popular estaban detenidos u ocultos y les buscaban como a criminales.
Otros amigos habían desaparecido.

Acostada en la cama el sábado por la noche no puedo decir que durmiendo, con la vista fija en el techo, empezó a cubrirme un tipo distinto de fría desesperanza.
Me incorporé bruscamente, con el corazón en la boca: Víctor no estaba allí.
En cuanto amaneció abrí el armario y empecé a sacar prendas que no había usado durante años: ropas convencionales de Marks & Spencer, que me daría aspecto de extranjera. Me recogí el pelo, me puse gafas oscuras y traté de cobrar fuerzas para ir a la Embajada Británica con el fin de pedirles que ayudaran a Víctor.
Era demasiado temprano, por supuesto.
Tuve que esperar a que se levantara el toque de queda.
Como era domingo, no debía ir a la Embajada, que estaba en el centro, sino a la residencia del Embajador.
El Embajador vivía en una de las grandes mansiones del barrio alto, con verjas de hierro forjado y rejas, cerrada y con guardia policial en el exterior.
No había señales de vida.
Llamé al timbre y esperé hasta que salió uno de los criados.
Soy británica. Necesito ayuda.
Pensé que me abriría la puerta, pero no fue así.
Me dijo que esperara. Esperé.
La policía me observaba. Me pregunté si parecería lo bastante inglesa. Entonces se abrió la puerta principal de la mansión y un joven indudablemente británico se acercó a la verja.
Disculpe por todas estas precauciones un tanto dramáticas. Son órdenes superiores. ¿En qué puedo servirla?
En un incoherente y entrecortado inglés que no resultó del todo correcto, le expliqué que mi marido estaba en el Estadio Chile, que temía por su seguridad y que quería saber cómo podían ayudarme.
Observándome a través de la verja herméticamente cerrada, me dijo:
¿Es un súbdito británico? De lo contrario, usted sabe muy bien que no podemos hacer nada.
No, es chileno, pero creo que corre un peligro especial porque es una persona conocida. Por favor, traten de hacer algo para ayudarle... si saben que la Embajada Británica se interesa por él, quizá podarnos salvarle.
No creo que podamos hacer nada, pero dadas las circunstancias, probablemente lo más aconsejable sea que nuestro Agregado Naval pregunte por él a las autoridades militares. Veré qué podemos hacer, pero no le prometo nada. La llamaré por teléfono si tengo alguna noticia.

Volví a casa preguntándome si había hecho bien, albergando la esperanza de no haber traicionado a Víctor.
Si se había desprendido de su documento de identidad era porque esperaba que no lo reconocieran.
A menos que ya estuviese muerto.

El lunes es una laguna en mi memoria. Supongo que hice todos los movimientos que corresponden a estar viva.
Por decreto militar, mañana debemos sacar las banderas para celebrar el día de la Independencia de Chile.

El martes 18 de septiembre, aproximadamente una hora después de levantarse el toque de queda, oigo el ruido del portón, como si alguien intentara entrar. Todavía está cerrado con llave. Me asomo a la ventana del cuarto de baño y veo a un joven afuera. Parece inofensivo y me decido a abrirle.
Me dice con voz baja:
Estoy buscando a la compañera de Victor Jara. ¿Vive aquí? Por favor, confíe en mí. Soy un amigo me muestra su carnet. ¿Puedo entrar un minuto? Tengo que hablar con usted parece nervioso y preocupado.
Me dice en un susurro: Soy miembro de las Juventudes Comunistas.
Abro la puerta para que entre y nos sentamos en la sala.
Lo siento, tenía que encontrarla... Lamento decirle que Víctor ha muerto... Encontraron su cuerpo en la morgue. Un compañero que trabaja allí lo reconoció. Le ruego que sea valiente y que me acompañe para identificarle. ¿Llevaba calzoncillos azul oscuro? Tiene que venir, porque su cadáver lleva allí casi cuarenta y ocho horas y, si nadie lo reclama, se lo llevarán y lo enterrarán en una fosa común.

Media hora más tarde me encuentro conduciendo como una autómata a través de las calles de Santiago con el joven desconocido a mi lado.
Héctor así se llamaba había estado trabajando en la morgue, el depósito de cadáveres municipal durante la última semana, tratando de identificar cuerpos anónimos que llegaban diariamente.
Era un muchacho amable y sensible y había corrido un gran riesgo yendo a buscarme.
En su condición de empleado tenía una tarjeta especial y, después de mostrarla en la entrada, me introdujo por una pequeña puerta lateral del edificio, a pocos metros de los portales del Cementerio General.

Estoy en una especie de trance pero mi cuerpo sigue funcionando. Tal vez vista desde afuera parezca normal y dueña de mí misma: mis ojos continúan viendo, mi nariz oliendo, mis piernas andando...

Bajamos un oscuro pasadizo y entramos en una enorme sala.
Mi nuevo amigo me apoya la mano en el codo para sostenerme mientras contemplo las filas y filas de cuerpos desnudos que cubren el suelo, apilados en montones, en su mayoría con heridas abiertas, algunos con las manos todavía atadas a la espalda.
Hay jóvenes y viejos... cientos de cadáveres... en su mayoría parecen trabajadores... cientos de cadáveres que son seleccionados, arrastrados por los pies y puestos en un montón u otro por la gente que trabaja en el depósito, extrañas figuras silenciosas con las caras cubiertas con máscaras para protegerse del olor a putrefacción.
Me paro en el centro de la sala, buscando a Víctor sin querer encontrarle, y me asalta una oleada de furia.
Sé que mi garganta emite incoherentes ruidos de protesta, pero Héctor reacciona instantáneamente
¡Shhh! No debes decir nada, si no tendremos problemas. Espera un momento. Iré a averiguar dónde debemos ir. Creo que no es aquí.
Nos envían a la planta superior.
El depósito está tan repleto que los cadáveres llenan todo el edificio, incluyendo las oficinas.
Un largo pasillo, hileras de puertas y, en el suelo, una larga fila de cadáveres, éstos vestidos, algunos con aspecto de estudiantes, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta... y en mitad de la fila descubro a Víctor.

Era Víctor, aunque le vi delgado y demacrado.
¿Qué te han hecho para consumirte así en una semana?
Tenía los ojos abiertos y parecía mirar al frente con intensidad y desafiante, a pesar de una herida en la cabeza y terribles moratones en la mejilla.
Tenía la ropa hecha jirones, los pantalones alrededor de los tobillos, el jersey arrollado bajo las axilas, los calzoncillos azules, harapos alrededor de las caderas, como si hubieran sido cortados por una navaja o una bayoneta... el pecho acribillado y una herida abierta en el abdomen... las manos parecían colgarle de los brazos en extraño ángulo, como si tuviera rotas las muñecas... pero era Víctor, mi marido, mi amor.

En ese momento también murió una parte de mí.
Sentí que una buena parte de mí moría mientras permanecía allí, inmóvil y callada... incapaz de moverme, de hablar.

Tendría que haber desaparecido.
Sólo porque su rostro fue reconocido entre cientos de cadáveres anónimos no le enterraron en una fosa común, con lo cual yo nunca habría sabido qué había sido de él.
Le di las gracias al trabajador que llamó la atención sobre él y al joven Héctor, sólo tenía diecinueve años, que decidió correr el riesgo de ir a buscarme, que buscó y encontró mi nombre y mi domicilio en los archivos de "Identificaciones", donde pidió colaboración a otras personas.
Todos habían ayudado.

Ahora era necesario reclamar legalmente el cadáver de Víctor.
La única forma posible era llevarle inmediatamente desde el depósito hasta el cementerio y enterrarle... tales eran las órdenes.

Me hicieron volver a casa a buscar el certificado de matrimonio.
Una vez más, ahora sola, tuve que atravesar Santiago, que ya se había engalanado con banderas para la celebración de las Fiestas Patrias.
Todavía no podía decirle nada a mis hijas, el depósito de cadáveres no era lugar para ellas.
Pero habían estado llamando mis amigos, muchos alumnos que querían saber cómo estábamos.
Uno de ellos insistió en acompañarme, un buen amigo que se tildaba a sí mismo de momio.
Por extraña coincidencia, también se llamaba Héctor.

El papeleo, el cumplimiento de todos los trámites, llevó horas.
A las tres de la tarde todavía esperaba en el patio que conducía al sótano del depósito, desde donde me dijeron que saldría el cadáver de Víctor.
Había allí otras mujeres que hojeaban las inútiles listas fijadas en los muros y que sólo indicaban un número, el sexo, el "sin nombre", encontrado en tal o cual zona.
Mientras aguardaba, intermitentemente entraban desde la calle vehículos militares cerrados, con una cruz roja pintada en los costados, que bajaban al sótano para descargar, evidentemente, otra partida de cadáveres, y que al instante volvían a salir en busca de más.

Por fin todo estuvo dispuesto.
Con el ataúd sobre un carrito de ruedas, estábamos listos para cruzar hasta el cementerio.
Al llegar a la puerta nos encontramos ante un vehículo militar que entraba con más cadáveres.
Alguien tenía que ceder el paso... el conductor tocó la bocina y nos hizo ademanes airados, pero permanecimos inmóviles y en silencio hasta que retrocedió para dar paso al ataúd de Víctor.

La caminata hasta el lugar del cementerio donde Víctor sería enterrado debió de llevarnos entre veinte y treinta minutos.
El carrito chirriaba, y rechinaba sobre el pavimento irregular.
Caminamos y caminamos... mi nuevo amigo Héctor a un lado, mi viejo amigo Héctor al otro.
Sólo cuando el ataúd de Víctor desapareció en el nicho que nos habían asignado estuve a punto de desplomarme.
Pero estaba vacía de sentimientos o sensaciones y sólo se mantenía viva la idea de que Manuela y Amanda esperaban en casa, preguntándose qué ocurría, dónde estaba yo.

Al día siguiente el diario La Segunda publicó un breve párrafo en el que informaba de la muerte de Víctor como si hubiera fallecido plácidamente en la cama: "El funeral fue de carácter privado y sólo asistieron los familiares".
Después todos los medios de difusión recibieron la orden de no volver a mencionar a Víctor.
Pero en la televisión alguien arriesgó su vida insertando unos pocos compases de "la plegaria" sobre la banda sonora de una película norteamericana.

El 11 de septiembre de 1973 ardió el palacio presidencial de Chile.

OTRO ONCE DE SETIEMBRE...

..yo llegué a mi oficina, temprano a la mañana, como todas las mañanas, alrededor de las 9. Trabajaba en el área de desarrollo y mantenimiento de un sistema de gestión de RRHH. Eramos tres las personas en esa oficina, dos varones, y yo.

Como todas las mañanas, me preparé un café, y abrí los mails. - De repente, uno de mis compañeros dijo: "Un avión acaba de chocar contra una de las Twin Towers"; viendo al momento por su pc el impacto.

El resto nos dirigimos a su escritorio,y ahí vimos en directo cómo el avión había perforado la torre. Mirábamos y comentábamos cosas como : "¡Increíble!", "'¡Esto es una película!".

Sumaron todos los de las oficinas vecinas. Apenas unos minutos apareció la noticia en los portales de CNN, BBC, etc. En las radios.

Cuando nos disponíamos a volver a nuestros respectivos escritorios, otro compañero dijo: "¡Otro avión chocó contra la otra torre!".

Momentos después nos enteramos que había otros aviones, a punto de estrellarse contra "algo".Un nombre que yo hasta el momento no conocía demasiado: "Fue Bin Laden", lo dijo otro compañero.

No trabajamos en todo el día, y así fuimos viendo ON LINE, y en secuencia perfecta (tal cual fue planificado por ALQAEDA, y bajo la connivencia de George W), el desplome de la primer torre: "¡Se está derrumbando una de las torres!" - dijo otro compañero, mirábamos todos estupefactos, la gente se arrojaba; nosotros veíamos sobritas que saltaban, veíamos todo mientras sucedía, y cuando no terminamos de salir del asombro del primer derrumbe nuevamente la voz de mi compañero: -"¡Se está derrumbando la segunda torre!", ahí estábamos todos mirando, analistas, jefes, todos atónitos viendo aquello, y escuchando noticias, los bomberos rescatando gente bajo los escombros, estuvimos toda la jornada pendientes del hecho, nunca habíamos visto nunguno de nosotros fuera de las películas de TV un femómeno como aquel, luego de agotar el intercambio de opiniones, todos quedamos afectados.

Yo pensé: "Si esto sucedió con esta sincronía, totalmente coordinado y planificado, y sucedió, no ví 2001-odisea.del.espacio, esto sucedió, ¿qué va ser del Mundo?"

Yo esperaba más aviones, me preguntaba "¿Cuántos faltan? ¿Cuántos mas están sobrevolando cielo yanqui para estrellarse y matar a los pasajeros y a los de afuera?"

Ese día, yo ya estaba convencida de que Mr. W. era cómplice, por la HORA de los sucesos. Me dije: "¿Qué le puede importar a ALQAEDA hacer esto TEMPRANO?", y entonces me dije: "¡Ahá! ¡Este es W, que debe de haber dicho que sí lo hagan pero tempranito, para que se mueran los "sudacas", los inmigrantes, los ciudadanos de tercera!"

Luego, y cuando a los dos días, mientras todos en los aeropuestros de Yanquilandia eran cacheados la familia Bin Laden abandonó suelo americano sin pasar ningún control, ya no tive la menor duda de que Mr. W. fue COMPLICE.

Anna Donner Rybak © 11 de setiembre de 2011

sábado, 10 de septiembre de 2011

PLANCHAS


Me resulta peyorativo el término plancha.
Si bien surgió de una tribu urbana en particular, ahora "plancha" sustituye a "grasa" o "groncho", o "terraja", o "mersa".

Y los rótulos, no me gustan.
NO TODOS LOS "PLANCHAS" SON VIOLENTOS, NI TODOS LOS VIOLENTOS SON "PLANCHAS".
Dentro de los confines del un asentamiento (lugar por lo general de residencia de los "planchas"), hay personas que desean superarse.

Sin entrar en detalles de si son "malos" o "buenos", lo cierto es que los excluídos son discriminados por la sociedad.

La dicción no es la misma, esto aunque quizá nadie lo haya pensado, está relacionado con el tema de la dentadura, no es lo mismo hablar con dientes que hablar sin dientes, y ya que estamos en este tema, es muy difícil conseguir cualquier trabajo, (donde se requiere "buena presencia"), para un desdentado.
Su lenguaje, es un pesudocódigo híbrido, puesto que están lejos de hablar correctamente. Una de las muletillas propias de este pseudocódigo híbrido es poner un artículo antes del nombre, ("el Juan", "la María"), y un montón más.

A esto se suma que en el asentamiento, están disponibles para ver una tarde entera con Rial o Canossa, y luego, el infaltable Tinelli. Para una persona que no tiene un horizonte más allá, el centro de su vida es Tinelli, y derivados. Sabemos que Tinelli no forma, sino deforma. Que los valores que trasmiten estos paupérrimos flagelos anti.cultura, son, destacar el chisme, la vulgaridad...
Es entonces que estos jóvenes ("planchas")están en un círculo vicioso, del cual es muy pero muy difícil salir.

Son conscientes de que son DISTINTOS a los "conchetos" de sociedad, y eso los hace aislarse en las famosas tribus, para enfrentar a la adversidad del dedito inquisidor de los otros.
Los excluídos tienen sensibilidad,y padecen de discriminación.
En el año 2009, la Facultad de Sociología trabajó con estos jóvenes, y las entrevistas a muchos de ellos, manifestaban sus ganas de superarse, claro que no es facil, en fin...

El siguiente texto, que ya he publicado en otras ocasiones, NO ES UNA FICCIÓN. Es el resultado de varias entrevistas que realizó la facultad de Sociología con "planchas". Sus nombres fueron cambiados para preservar su identidad.

Del Asentamiento.
Jennifer vive en el asentamiento “Bola de Nieve”, a una cuadra de la calle José Belloni. La basura está toda junta en un costado y hay una tranquera para que los niños no salgan.
“¿Si vivo sola con mis dos hijos? Sí. ¿Si estoy en pareja? No. ¿Si el papá de ellos es el mismo? No. El papá de la grande vive acá a tres cuadras, y el papá del bebé falleció cuando yo estaba embarazada. ¿De qué falleció? De un paro cardíaco, él tenía problemas del corazón. ¿Si era mayor que yo? Sí. Tenía cuarenta cuando se murió. Y yo me enteré de todo el mismo día. Que estaba embarazada…todo. El día que él falleció yo me descompuse, me hicieron un examen y me dijeron que estaba embarazada. Un mes y medio, tenía.”
“¿Si él trabajaba en la construcción? El hacía changas. Ahí en la barraca de leña hacía changas. Y ta, levantamos la casa. Yo hacía feria, vendía ropa interior, empecé a comprar un poco de mercadería para vender. Yo siempre fui vendedora. ¿Qué de dónde sacaba la mercadería? Compraba en el barrio de los judíos. “
“¿Si ahora trabajo? Sí. En el Multiahorro, en la fiambrería. A mi me gusta aprender, me gusta ser multiuso, ¿entendés? Date cuenta, acá en mi casa yo soy padre y madre, ¿viste? De los chiquilines. Y hago el trabajo mío, así el de trabajar y… arreglar un cable, ¿entendés? A mi me encantaría tener una vivienda a mi nombre, pero lo veo muy lejano.”
“Yo tenía una cama de una plaza, una tele blanco y negro y la heladera esa siempre la tuvimos. Esa radio también la teníamos y un disco, un disco con resistencia, porque ni siquiera cocina tenía. Y tenía un mueblecito chiquito celeste, ahí sí tenía para guardar las ollas y todo. Y para guardar la ropa también. O sea, no tenía ni mesa, ni nada. Yo siempre apuesto a más en la vida. ¿ De qué me sirve a mi trabajar siempre y tener la responsabilidad de ir a trabajar todos los días, llegar en hora, cumplir con mis hijos, cumplir con mi casa, traer todos los días la comida, ni no veo en mi casa nada ?”
“¿Qué siento? No sé si siento. Cuando uno pasa tanto en la vida, lo que a mí me ha tocado vivir, he tenido una vida muy dura, muy dura de verdad, estuve en la calle, estuve… no tenía ni para comer, nunca tuve mi madre que me apoyara, mi padre se separó de mi madre, y se borró entonces, viste, me tocó vivir una vida muy dura. Mirá, cuando yo tenía veintiún años fui al INAME y fui a pedir si había un hogar, un lugar donde yo pudiera estar, si había un proyecto para yo trabajar y que me cuidaran a mi hija, entonces me quisieron sacar la nena. Yo estuve durmiendo tres noches en la puerta de una panadería hasta que mi hermana se enteró. ¿Si pedía comida a la panadería? No. Nunca pedí comida. ¿Cómo hacía para sobrevivir? Lavaba ropa, iba por las casas preguntando si querían que lavara ropa. Mirá, te lo puede decir cualquiera, y te lo juro por mis hijos, jamás mi hija estuvo sucia, jamás estando en la calle incluso porque la ropa la lavaba en lo de una amiga que tenía secadora y salía con la nena bañada, comida y con la ropa seca. Cuando fui al INAME a pedir ayuda me dijeron que no porque yo no era menor, que no me podían ayudar que lo que tenía que hacer era dejar a la nena porque yo no la podía tener porque estaba en la calle. Y había madres que tenían a sus cinco hijos pidiendo plata en la puerta de Tres Cruces y no le sacaba el INAME a los hijos y salí llorando de ahí, si me sacaban a mi hija me moría. Estuve tres días en la calle, yo fui a ver a un amigo que estaba en el Centro y mi amigo llamó a mi hermana y le contó, y mi hermana no sabía y yo no la quería molestar porque ella tenía su familia, tampoco tiraba manteca al techo y cuando mi hermana se enteró me dijo que fuera para su casa.”
“¿Qué leo? Lo último que leí es un libro que me trajeron, “El diario de Ana Frank”.
“¿Si la música me gusta? Sí. A muchos les gusta la cumbia, pero a mi no. A mi me gusta el rock, el reggae, la cumbia, no. Hay gente que cree que si sos pobre tenés que escuchar cumbia, pero a mí me gusta el rock. Los “conchetos” también se la pasan todo el día escuchando cumbia, pero resulta que los que tenemos que escuchar cumbia somos nosotros. No va en la condición. Yo por ejemplo, el otro día me compré un disco de la “Oreja de Van Gogh” que me encanta y lo escuché todo el día y después puedo estar dos meses sin escucharlo y escuchando una cosa diferente. Viste, hay tiempo en que te gusta una cosa, otro tiempo te gusta otra cosa, o sea siempre te gusta lo mismo pero en un momento le prestás más atención a lo que en ese momento te llama la atención. Entonces no me considero nada específico.”
“Hay mucha gente que piensa que acá somos unos muertos de hambre o algo así. Pero esa es la gente que quiere aparentar, y Tá. Porque nadie está mejor que nadie. Todo el mundo la está peleando, y porque la está peleando no está mejor. Lo que pasa es que a veces ven a la gente de acá revolviendo en las volquetas, y Tá, somos pobres, pero igual uno trata de tener la mejor presencia que puede. Y cuando veo personas que tienen todo, o que tuvieron todo y que no lo valoran como que me da bronca. Esas personas que son como caprichosas me fastidian.”
¿Si soy plancha? Eso no tiene nada que ver. Para mí, eso es una forma de vestirse. Y eso es una apariencia. Y las apariencias engañan.

* Esta historia está armada con fragmentos de entrevistas REALES y los nombres de los protagonistas no son los reales a fin de preservar su identidad.

Anna Donner Rybak © 2011
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