martes, 13 de diciembre de 2011

Continúa…

No puede la lluvia caer al cielo, no puede el hombre caminar para atrás a menos que sea cangrejo, no pueden las agujas del reloj girar en sentido anti horario y si se las fuerza, se rompen, no puede el anciano devenir en niño, sólo el paupérrimo personaje interpretado por Brad Pitt que nacía viejo y moría bebé, una idea tan trillada para demostrar la irreversibilidad del tiempo… 

Todo continúa, siempre continúa, y llegará el día que todo continúe sin nosotros, y todo continuará, irremediablemente a pesar de no estar incluidos en esa postal, es imposible concebir la postal sin uno, es algo que uno no entiende, ¿cómo uno no saldrá en las próximas postales? 

¡Continúa!, dice en la flecha que marca una dirección en algún camino de ripio de algún paraje desconocido, que no es un callejón sin salida, quizá la continuación devenga en una senda de arena en la gramilla, mas continúa quién sabe a dónde. 

Quien sabe a dónde continúan los avances de la tecnología, ¿qué más queda por inventar? Primero el mainframe, después el PC, 8086XT, sin disco duro, doble disquetera, 80286AT, 80386, 80486, ¡Pentium!, discos de 10 mega, 20, 40, 1 giga, 20 giga… discos cada vez con más capacidad, y más pequeños… computadores que me permiten “hablar” con mi primo José que vive en Suecia, cuando antes mi primo José me enviaba cartas y algunas llegaban y otras no, y no sabíamos si lo habrían secuestrado y retornado a “300-Carlos”, Orletti, o quién sabe dónde, y antes mi primo José enviaba cartas desde Polonia, y algunas llegaban y otras no, y no sabíamos si los habían trasladado a Auschwitz-Birkenau, o habrían podido tomar el buque hacia estas tierras lejanas, desde Suecia José “pinchaba” teléfonos, hacía una larga fila para poder hablar con nosotros, y decía que estaba bien, pero que extrañaba el asado y el dulce de leche, a José lo llamábamos por larga distancia, pocas veces porque aquello era muy caro, había meses que estábamos de parabienes porque había llegado un casette de José, y oíamos las voces de sus hijos, José volvió cuando llegó la democracia, pero aguantó poco, y se fue de nuevo, ahora es más fácil, hablamos con José por Skype, chateamos por MSN, tenemos una webcam y nos vemos las caras, es casi como tener a José en vivo y en directo, José está adentro del monitor, pero José está, que es lo más importante… además es fácil saber donde están las chicas, yo no podía volver a casa más tarde sin avisar, y para avisar tenía que esperar ante un monedero, o quizá entrar en “La Pasiva”, y pedirle al que está todo el día atrás de la caja registradora prestado el teléfono, me costaba más caro pero no importaba, así avisaba y podía llegar tarde, ahora puedo avisarle a mi madre desde la playa que no llegaré a almorzar, ahora puedo hablar por teléfono en la mitad del campo, ahora tengo una computadora en el teléfono, me puedo conectar a Internet, y hasta puedo chatear con José que vive en Suecia, o lo puedo llamar desde el campo… 

¿Y qué falta? Saber porqué algunos se enferman de cáncer y otros no, un antídoto para el SIDA, resolver esos misterios, seguir con el asunto del genoma, pero total eso también continúa… 

¿Y ahora, qué? ¿Qué más inventarán ahora que ya existen los microchips con una súper computadora que nos permite ver tele, escuchar música, chatear? ¿Con qué otra cosa nos sorprenderán si ya nos han sorprendido tanto? 

Todo continúa, siempre continúa, continúa el cataclismo que se llevó la alfabetización, continúa y hace metástasis, ahora no existen palabras completas, los tildes son tan sólo un recuerdo de algo que fue, los libros en papel están en proceso de extinción, a pocos importan las cosas del mundo, importan las cosas de baile y de grandes hermanos, de ídolos de cartón que construyen a medida, continúa la pobreza, continúa el hambre, la desnutrición en el tercer mundo, continúan los poderes abusando de las necesidades básicas de los mínimos y elementales derechos humanos, abrigo, comida, salud, y por un plato de arroz en China fabrican zapatos en nichos de vivos, donde todos arrollados producen, y si no sale rápido, sin arroz quedan, cada vez tiene más habitantes el gueto del cantegrill, cada vez más apretados allí están, y continúan los pastiches consolando sus existencias con esa sustancia que los lleva a la perdición y a la muerte… 

Quizá era mejor antes, aunque las cartas no llegaran, y estuviéramos en la incertidumbre de si José no habría perecido en Auschwitz-Birkenau junto a toda su familia, quizá era mejor antes, y estuviéramos en la incertidumbre de si José estaría en Suecia o habría desaparecido porque las cartas de José no llegaban, pero aunque las cartas de José no llegaban, todos escribíamos palabras completas, con sus tildes, y leíamos revistas y libros para niños, y nos comprábamos la ropa en 18 en El Centro, y el sábado de noche el centro estaba lleno de luces… 

Quizá era mejor antes… pero todo continúa. 

Anna Donner Rybak © 2011
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