No todos somos iguales.
Dice Gerardo Bleier:
“¿Qué es el
leninismo después de Lenin?: un marxismo sin crítica, es decir un marxismo –
contra Lenin- sin política. Y por qué pudo surgir de una filosofía de la
praxis, es decir, crítica. Para responder a esta inquietud hay que preguntarse
otra cosa. ¿Qué es el leninismo en su sustancia? Es la doctrina según la cual
no existe ninguna posibilidad de concretar la superación de la sociedad
dividida en clases si quienes aspiran a implementar esa transformación no
acceden al control monopólico del poder del Estado - nacional. Sin acceder por
parte de una vanguardia de forma monopólica al poder del Estado.
¿Por qué es relevante para la izquierda realizar la crítica de esa doctrina y
de sus consecuencias? Porque de esa lógica y de la radicalidad de su discurso
surge una mentalidad, una manera de actuar en la praxis política que
inexorablemente conduce a instalar el conflicto amigo – enemigo en la
centralidad de la cuestión política anulando cualquier posibilidad de
desarrollo de una cultura democrática.
Desde el punto de vista de la unidad
de la izquierda, la mentalidad “estalinista” de la que son portadores como un
virus decenas de dirigentes y militantes de todos los sectores, aunque muchos
de quienes la practican se sorprenderían de ser calificados así, tiene una
particularidad, es fácilmente manipulable.
Esa transversalidad de la mentalidad estalinista es lo que fundamenta por qué me ha parecido siempre despreciable la pretensión de instalar en la izquierda la polarización renovadores y conservadores así como esa otra vulgaridad de igual procedencia de quienes se creen ellos mismos los únicos revolucionarios legítimos irradiando desconfianza en todos los demás.”
No todos somos iguales.
La Madre Naturaleza, (para algunos divina creación), en un
equilibrio perfecto entre las especies, está organizada en una estructura de
jerarquía.
El equilibrio perfecto se mantiene porque los animales para
vivir necesitan alimentarse de plantas o de otros animales.
Es inevitable suprimir la jerarquía, los animales se alimentan
de las plantas, que son seres vivos. Los vertebrados se alimentan de los
invertebrados. Los vertebrados se alimentan de otros vertebrados. Los gatos
comen ratones.
Es inevitable la jerarquización, no puede vivir el hombre si
no se alimenta, y el alimento proviene de las plantas y de los animales.
Si no come, el hombre se muere. Pero para que el hombre
coma, un animal debe morir.
A nivel humano, no todos somos iguales.
Primero, porque somos individuos, y portamos una cuota
importante de subjetividad. Y cuando miramos el mundo lo hacemos desde nuestro
Lugar y desde nuestras Vivencias.
Segundo, porque además somos parte de un colectivo. Un
entorno ha incidido en nuestra formación, y nos movemos en determinado medio.
Nietzsche hablaba de una posición más allá del bien y del
mal, concebida para superar la Moral de Amos y Esclavos, que en su opinión
reducía a todos a un nivel vulgar, favoreciendo la mediocridad e impidiendo el
desarrollo de un tipo "superior" de hombre.
Según la "Moral de los Amos", El Bien es lo
superior, altivo, la fortaleza y el dominio y El Mal es el temor, la compasión,
y debilidad.
Por el contrario, según la "Moral de los Esclavos", nacidos de los oprimidos y débiles, se condenan los valores y cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el esclavo procede a decretar como "buenas" las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio, la paciencia y la humildad (propias del cristianismo). Así, los esclavos inventan una moral que hace más llevadera su condición de esclavos y que sostiene que la obediencia es buena y que el orgullo es malo. Como los esclavos son débiles promueven la mansedumbre y la misericordia, criticando el egoísmo y la fuerza.
Por el contrario, según la "Moral de los Esclavos", nacidos de los oprimidos y débiles, se condenan los valores y cualidades de los poderosos. Una vez denigrado el poderío, el esclavo procede a decretar como "buenas" las cualidades de los débiles: la compasión, el servicio, la paciencia y la humildad (propias del cristianismo). Así, los esclavos inventan una moral que hace más llevadera su condición de esclavos y que sostiene que la obediencia es buena y que el orgullo es malo. Como los esclavos son débiles promueven la mansedumbre y la misericordia, criticando el egoísmo y la fuerza.
Uno puede verse tentado de caer en el reduccionismo de la
Moral de Amos y Esclavos, porque se salva del juicio de los demás, quedando
cómodamente instalado en su postura.
Pero también puede atreverse a ir más allá, y definir una moral subjetiva, donde lo bueno no es necesariamente "El Bien", ni lo mano necesariamente "El Mal": Y esos matices estarán dados por uno.
Asimismo, sabemos el modelo de mundo regido por valores universales ya hoy no cierra.
Pero también puede atreverse a ir más allá, y definir una moral subjetiva, donde lo bueno no es necesariamente "El Bien", ni lo mano necesariamente "El Mal": Y esos matices estarán dados por uno.
Asimismo, sabemos el modelo de mundo regido por valores universales ya hoy no cierra.
Porque el hombre ha progresado varios peldaños por la
obtención de su libertad, es decir tomando responsabilidad absoluta por sus
decisiones y haciéndose cargo de las mismas.
Ya están obsoletos los modelos de comportamiento "a priori", en donde
uno debía de imitar lo bueno y lo malo obedeciendo a un modelo de cosas buenas
y cosas malas.
La moral establecida "a posteriori" implica
concebir "Mi Bien" y "Mi Mal", los cuales me definen y hacen
que yo sea el individuo que soy, distinto a todos los demás.
"Mi Bien" y "Mi Mal" tienen fronteras flexibles.
"Mi Bien" y "Mi Mal" tienen fronteras flexibles.
A nivel humano, no todos somos iguales, y es inevitable
suprimir la jerarquía.
Según
Sartre, el “amo” es un hombre de derecho divino.
Nacido en un
ambiente de “jefes”, está convencido desde su infancia que ha nacido para
mandar, y en cierto sentido es verdad, porque sus padres, que mandan, lo han
engendrado para que los suceda.
Hay una
determinada función social que lo espera en el porvenir, y en la que se
introducirá desde que tenga edad suficiente.
Esperado por
sus pares, existe porque tiene derecho a existir.
Ese carácter
sagrado del burgués para el burgués, que se manifiesta en ceremonias de
reconocimiento (tales como el saludo, la participación de un matrimonio), es lo
que se llama dignidad humana.
Cuando se
dice que los hombres que son “los reyes de la creación”, debe entenderse el
vocablo en el sentido más rudo: son sus monarcas por derecho divino; el mundo
está hecho para ellos.
Se
sobreentiende que en estas condiciones, el hombre es un ser sobrenatural; lo
que llamamos naturaleza es el conjunto de lo que existe sin tener derecho a
existir.
Las clases
oprimidas forman parte de la naturaleza, para los hombres sagrados.
No deben
mandar.
El hecho de
que el esclavo naciera en el seno, le confería a él también un carácter
sagrado: el de haber nacido para servir; de ser, frente al hombre de derecho
divino, el hombre de deber divino.