Mi trabajo es con la computadora. Siendo analista, hago
software y paso ocho horas diarias sentada frente a ella. Ocho horas diarias desde
1994.
Aquella mañana de aquel año hacía poco que la gente chateaba, o que se veían
videos por internet. De repente, uno de mis compañeros dijo: “No es posible, un avión se está estrellando
contra las Twin Towers”.
En el acto todos nos paramos, fuimos hacia su
escritorio y lo vimos.
No nos habíamos repuesto de lo sucedido cuando al cabo
de unos instantes ya no recuerdo si vimos, o si mi compañero dijo: “Otro avión se estrella contra las Twin
Towers”.
No habíamos terminado de asimilar, cuando vimos todos como una de
las torres, se iba desplomando lentamente. Y no quedó nada.
Y unos minutos
después la segunda torre, también se desplomó.
Atónitos mirábamos el monitor,
ya se sabía que aviones de American Airlains habían sido secuestrados, que
había otro que iba en dirección al Pentágono, y que los pasajeros en medio de
la desesperación de saber que morirían irremediablemente, desviaron el avión
para que la “misión yihadista” no resultara
exitosa. La yihad islámica siempre se caracterizó por la sincronización
perfecta de sus atentados. Pero este, hasta ahora, es el más impactante. Las
células, la sincronización de tomar esos vuelos, las células camufladas de la
yihad, a las que nadie reconocería.
Sin embargo resultó “raro”,
por decirlo de modo elegante, que a días
de los atentados, cuando todos estaban absolutamente trastornados por el
suceso, y las condiciones de seguridad en los aeropuertos eran extremas, Osama
Bin Laden y su familia se fueron de USA como “Perico por su casa”, y aquí no ha pasado nada.
Como también resultó
“raro” que Mr. Bush, al ser informado
de lo que sucedía el 11 de setiembre de 2001, estando en una escuela ni se le
moviera un músculo del rostro…
Esta era la excusa perfecta para la invasión a Afganistán, y
posteriormente, la invasión a Irak, país que fue absolutamente destruido, del
cual sólo quedan despojos, un país en ruinas, una Bagdad que ya no será la de “las mil y una noches”.
Así como en nuestro país blancos, colorados y
frenteamplistas se dan “la biaba” en
el senado, se insultan, parece que se van a matar, culminada la sesión se van a
tomar unos “whiskycitos” todos-con-todos
y aquí no ha pasado nada, parece que lo mismo hizo Mr. Bush con la familia Bin
Laden.
Y aquí no ha pasado nada.
Anna Donner Rybak © 2012