El 2 de abril de 1982 yo tenía 16 años. Yo era una adolescente hija de la dictadura, no sabía entonces que había un señor llamado Daniel Viglietti ni otro señor llamado Alfredo Zitarrosa, que cantaban en español, y menos aún las canciones bellísimas que cantaban.
La única música en español que conocíamos era la considerábamos "terraja", como las que pedían los radioescuchas al inolvidable Sr. Bello en el programa "Aquí está su disco". Pedían a los Iracundos, y otros grupos, que a nosotros no nos conmovían. Nada sabíamos, porque la dictadura nos agarró con seis años, y a muchos no nos contaron, por MIEDO.
Yo soy una de esas personas.
El 2 de abril de 1982, comenzaron a pasar por Cadena Nacional algo inusitado: Tanques y más tanques hacían su entrada a Port Stanley, y Leopoldo Fortunato Galtieri decretaba que ya esa ciudad no se llamaba más Port Stanley, sino Puerto Argentino.
Pasaban los días, y las noticias que llegaban eran "los argentinos están venciendo", y aparecía Galtieri en el balcón de la plaza de mayo, y un pueblo ovacionándolo.
Mientras tanto, en un lugar del Atlántico, que sólo Dios sabía, estaban siendo arrojados desde aviones con hormigón en los pies, muchos de los 30.000 hoy desaparecidos. El pueblo estaba distraido, y ni se imaginaba lo que estaba sucediendo.
Desde nuestra miope visión de adolescentes, nosotras quedamos horrizadas al ver que había tanques entrando a las Malvinas.
No lo podíamos creer.
Las cadenas diarias, daban por sentada la VICTORIA de Argentina.
Todo era optimismo, y un nacionalismo exacerbado.
Pasó un período de tiempo, y un día los milicos anunciaron simplemente que Argentina había perdido la guerra, sin mostrar demasiado las secuelas: No, no nos contaron por cadena nacional que chiquilines de menos de 18 se habían muerto, nadie dijo más nada.
Por eso, sigo sin comprender, si se me disculpa, qué es lo que hay para celebrar o recordar de este día.
Anna Donner Rybak © 2012
