jueves, 7 de octubre de 2010

Carta a Sócrates.


Querido Sócrates:

¡Es Verdadera! ¡Es Verdadera tu Tesis del “solo sé que no sé nada”! Así que (Lo Que) Queda Demostrado. Probar una tesis tuya, es un gran honor para mí. Y lo logré. Claro, capaz no soy la primera, no te pregunté si alguien más te llamó para avisarte. Pero dejame disfrutar de este placer sublime, aunque sea efímero. ¡Yo también sólo sé que no sé nada! No sé nada de casi todo, pero de lo que más no sé nada es de la gente. Es rara la gente, Sócrates. O funciona al revés. No te puedo decir nada, porque eso aún no lo probé, me refiero a si yo soy la rara y ellos normales, o si ellos son raros y yo normal. Qué lío, Sócrates. Yo pensaba que el color preferido de El Dr. José María Sabio era Blanco, pero El Dr. José María Sabio ¡me relajó de pies a cabeza y me dijo que era el Negro! Te confieso, querido Sócrates, que aún no me repongo del Shock, estaba tan segura de que el color preferido de El Dr. José María Sabio era el Blanco… ¿Será que tengo un prematuro Alzheimer? Ya sé, no me digas nada, tengo que ir al médico. Pero me re embola ir al médico porque me hace esperar, y realmente bueno, Sócrates ya sabés lo que pienso de los médicos. Ahora que lo pienso mejor, ellos no saben que no saben nada, al contrario que tú o yo, que sí sabemos que no sabemos nada. Ahora entiendo a la gente. Ellos tampoco saben que no saben nada. Esta es la pura verdad. A ver. Creo que repetí muchas veces el verbo “saber”. Así que buscaré un sinónimo. Ya está: Ignorar. Entonces, siguiendo con el razonamiento lógico, querido Sócrates queda que la gente ignora cuánto ignora. Sí, es esto último, ahora que lo pienso. El Dr. José María Sabio ignora que su color preferido es el Blanco, por eso me relajó toda. Te dije, querido Sócrates que la gente Ignora cuánto Ignora, entonces te tengo que decir que la gente como Ignora cuánto ignora, por ejemplo, ignora que no sabe, es decir, querido Sócrates, la gente cree que sabe todo. ¿Qué pretenciosos, verdad? ¡Hay que ser soberbio para creerse que uno sabe todo! Y sabés, querido Sócrates, El Dr. José María Sabio siempre me dice que es el mejor crítico de todos los críticos, que es el mejor narrador de todos los narradores. Un día yo me quedé obnubilada, porque El Dr. José María Sabio me dijo “Yo sé La Verdad”. Y me pregunté a qué corno de verdad se estaría refiriendo El Dr. José María Sabio, porque no me dijo cual Verdad era la que él sabía. Capaz hablaba de que al Pepe no le gustaban las nenas, pero después me dije que podría ser también que El Dr. José María Sabio supiera que la hora cambió el domingo pasado. Pero dos días después, El Dr. José María Sabio me dijo qué verdad era la que sabía. Me dijo “La verdad que acá el que más sabe de todo soy yo”. ¿Te das cuenta, querido Sócrates? Evidentemente, El Dr. José María Sabio tiene su niño herido, y su autoestima en problemas, pero te confieso que no me animo a recomendarle que lea “De la Autoestima al Egoísmo”, porque quizá se lo toma mal. Es que viste, como la gente no te dice la verdad, cuando uno dice la verdad, la gente se enoja. ¡Qué complicada es la gente! Claro, querido Sócrates, te confieso que podría decirles una mentira, pero a mí me gusta decir La Verdad. Claro que no te hablo de La Verdad Verdadera Universal, sino de la verdad mía, mía solo mía, mía de yo, una sóla persona en este planeta. ¿Me entendés mi querido Sócrates?

Anna Donner Rybak © 2010
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